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Dos alumnos asturianos de Arquitectura ganan un prestigioso concurso internacional

En el equipo de la Universidad de Valladolid que logró el "IFLA" de paisaje y arquitectura, tras competir con otros 274 proyectos, también figura un profesor de la región

Gonzalo Basulto, de Valladolid, y Lucía de Blas, de Oviedo. TERESA SUÁREZ

Cuatro alumnos de quinto curso de Arquitectura de la Escuela de la Universidad de Valladolid han traído para España, por primera vez en su historia, el primer premio del Concurso internacional de proyectos para estudiantes de paisaje y arquitectura, convocado con el lema "El paisaje en el tiempo". El "International Federation of Landscape Architects" (IFLA), que este año se celebró en San Petersburgo, es, junto al "Eurau" y el de Munich, uno de los tres más importantes del mundo. En el equipo ganador figuran dos asturianas, un vallisoletano y un italiano: Lucía de Blas Noval, Ana Paola Castillo Rodríguez, Gonzalo Basulto Calvo y Marco Orobello, respectivamente. Además, el proyecto ha sido dirigido por los profesores Darío Álvarez, también originario de Asturias, y Carlos Rodríguez.

Con más de medio siglo de vida, Europa sólo ganó este concurso en otras dos ocasiones (Grecia y Suecia). El proyecto español compitió con otros 274 de universidades y escuelas de todo el mundo. En los últimos años, China acaparaba todos los galardones -primer, segundo y tercer premios-, pero en esta edición el grupo de Valladolid se impuso. Está dotado con 3.200 euros (3.500 dólares).

La idea ganadora, que según Lucía de Blas es "sencilla, coherente y, a la vez, con gran fuerza", es una intervención en la orilla del río Pisuerga de Valladolid, una zona olvidada y desaprovechada de una ciudad con un gran pasado histórico, que a principios del siglo XVII llegó a ser capital del imperio español.

"Valladolid ha crecido olvidándose del río y nos encontramos con un espacio estancado, con fragmentos de otras épocas como algún jardín del XIX, una pista de karts, unas piscinas racionalistas, vegetación... Tomando como hilo conductor el lema del concurso y con el objetivo de vertebrar todo el área, abordamos el proyecto desde el pasado, el presente y el futuro. La idea era volver a coser los espacios de la ciudad a través del tiempo", explica Gonzalo Basulto.

"Nos preocupa mucho el tema de la memoria", añade Lucía de Blas. "Un lugar ha tenido una vida, por eso planteamos una intervención siendo muy fieles a esa memoria. En una zona de antiguos lavaderos hicimos un espacio generador de energía con pequeños molinos, recuperamos las antiguas piscinas con otras fluviales, trabajamos la conexión con el casco histórico con unos corredores verdes que culminaban con unas pasarelas sobre el río", explica.

La actuación del presente, concebida como algo efímero, se centró en definir un parque, planteando unas geometrías de luz con láser, y el futuro lo localizaron en un espacio próximo a la plaza Mayor, "el corazón del proyecto", concebido como un lugar de encuentro y de actividades culturales y de ocio.

"Nuestro objetivo es que la ciudad se regenere desde lo que se ha construido, utilizar lo que ya existe", indica Gonzalo Basulto.

En todo este proceso ha jugado un papel muy destacado Darío Álvarez, asturiano de Mieres y profesor de la asignatura Composición Arquitectónica V. Jardín y Paisajes Contemporáneos. "La Escuela de Valladolid es pequeña, dentro hacemos proyectos y exposiciones, pero él siempre nos anima a salir fuera, a la ciudad, y a que nos presentemos a los concursos. Fue él quien nos animó. La suya es una disciplina que no solía enseñarse, y la verdad es que es muy interesante", afirma Lucía de Blas.

Los dos jóvenes, que se enfrentan este año al proyecto fin de carrera y que hablan con pasión de la arquitectura -"una carrera vocacional", dicen-, consideran que este importante premio es una estrella en su currículum. "Me alienta a seguir, a saber que hay un futuro más allá de construir, que se pueden hacer cosas preciosas para la sociedad de tamaño pequeño y con poco presupuesto", dice Lucía de Blas.

"Lo más importante es el reconocimiento de que tu trabajo va en la línea correcta. Ésta es una carrera dura que te da muchos disgustos, en la que pasas muchas noches en vela, y ganar un concurso así te reconcilia con la profesión y con tu vocación", apunta Gonzalo Basulto.

El proyecto ganador se expuso en la Escuela y los profesores tratan de que también se exhiba en la ciudad. El concejal de Urbanismo de Valladolid visitó la exposición y felicitó al equipo. "Es un trabajo hecho para la gente, al final quien va a utilizar el espacio es la sociedad", subrayan ambos.

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