"Podría dirigir 'Falstaff' todos los días, porque sumergirse en ella significa estar en un estado de alegría total. Y es que dentro de nuestra vida cada uno puede encontrar rasgos de vanidad, debilidad, narcisismo, intrigas y el amor visto desde una forma viva e intensa", afirma Riccardo Muti sobre esta ópera que Verdi escribió después de "Otello", repitiendo su prodigio creativo. Considerado el mejor director verdiano de la actualidad, director titular de la Sinfónica de Chicago y desde hace cuarenta y cuatro años del Festival de Salzburgo, el "Príncipe de Asturias" de las Artes fundó en 2004 su propia orquesta, la "Luigi Cherubini", con el fin de formar a nuevos músicos.

Según Muti, cuando se estrenó "Falstaff" en la Scala, el público se entusiasmó. "El libreto es muy sofisticado y rico en juegos de palabras, ironía, evitando los números cerrados y jugando con una sublime ligereza, cerrando Verdi su carrera operística con esa espectacular fuga sobre los versos de 'Todo en el mundo es burla', que es su despedida al mundo". Al estreno asistieron Puccini, Mascagni, Leoncavallo y Carducci. "En 'Falstaff' encontramos una reinvención de la tradición de la ópera bufa, convertida en una comedia lírica", añade.