Si la atención y el cuidado que se merece el arte rupestre es una apuesta indiscutible para prehistoriadores y arqueólogos, las opiniones que genera, ocho años después de su inauguración, el Parque de la Prehistoria de Teverga ni son tan benévolas ni gozan de la misma unanimidad. Si ya en su día hubo algunas voces contrarias a un proyecto que nació como apuesta o motor de dinamización de los Valles del Trubia, hoy aún resuenan ecos de la polémica que insisten en lo innecesario del proyecto.

No son tan rotundos los expertos, pero tampoco salvan de la quema la idea. Carmen Fernández Ochoa es la más complaciente con el proyecto porque entiende que toda apuesta didáctica es un beneficio. "Todo lo que sirva para dar a conocer la historia y el patrimonio merece la pena", comenta la profesora, que vería bien que se "bajara el tono" de algunos textos que considera de "difícil acceso para la gente normal y corriente y más orientados a entendidos".

Para Mario Menéndez, el problema del Parque es de "rentabilidad", y en eso tiene mucho que ver su emplazamiento, asegura. Cree que aunque se realizó un "diseño excepcional, la elección del sitio no fue muy acertada y eso implica menos público del que sería deseable".

También Rodrigo Balbín está convencido de que la elección del sitio "fue desacertada", lo que implica una "repercusión discreta". El investigador de Tito Bustillo cree que la inversión que se realizó en Teverga no tiene sentido porque "hay cosas más importantes que cuidar". Afirma que si en Asturias "se tiene un patrimonio fantástico lo que hay que hacer antes de meterse en otros proyectos es atenderlo".

El Parque de la Prehistoria tuvo 22.198 visitantes en 2014 y 10.800 lo visitaron hasta finales de julio de este año.