El otoño-invierno que se avecina será recordado como el del espectacular revival de los años setenta. Las claves de la moda que arrasó en aquella década, en la que el movimiento hippie consolidó posiciones, se repiten hasta la saciedad en las pasarelas.
Entre las novedades figura el slip dress, una especie de túnica inspirada en la ropa de dormir, que se adapta con suavidad al cuerpo, ideal para llevar en fiestas y cócteles, acompañado por un buen abrigo.
Los pantalones al tobillo y las campanas llamativas serán otras de las constantes, junto a los encajes y texturas más clásicas como el tweed. Así, entre todo este marasmo de aires setenteros, looks boho y mucho estilo retro será difícil resistirse a los vestidos y blusones en ocres, marrones y marsala, sin olvidar los estampados en los que las flores cobran especial protagonismo, como queda de relieve en las propuestas de Chloe, con prensas que siempre enamoran.
Las más jóvenes tienen la oportunidad de decantarse por faldas cortas de cuero y ante, camisas con lazada al cuello y chalecos rematados con grandes flecos. Los maxiabrigos, pantalones oversize y terciopelo también serán protagonistas en las calles.
Y en los pies no podrán faltar un par de buenas botas o botines. Las de goma siguen en plena vigencia, imprescindibles en climas como el asturiano, con la lluvia casi siempre presente en los meses otoñales.
Entre los complementos también ganan fuerza los pañuelos y fulares, aunque colocados estratégicamente sobre los hombros y no anudados al cuello, como en temporadas anteriores. Esta vez todo cambia, y aunque parezca que los setenta regresan sin modificaciones, en realidad, se reinventan y conforman un nuevo universo, muy siglo XXI.
