La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El arte de conversar

Leoncio Diéguez: "Si no compongo me deprimo, es una necesidad"

Guillermo Martínez: "El significado de la vida de un artista es dejar el mundo un poco mejor de como lo encontraste"

Leoncio Diéguez: "Si no compongo me deprimo, es una necesidad"

Maestro y discípulo, Leoncio Diéguez y Guillermo Martínez, comparten la querencia y la necesidad por componer música alejada de las modas. Quieren escribir obras sinceras, con el corazón, a fin de incrementar la belleza del mundo y luchando contra las dificultades del día a día, pues es difícil enriquecerse.

-Cuéntennos sus comienzos.

-Leoncio Diéguez: La vocación, prácticamente desde niño. Entré en el Seminario en Madrid y la primera vez que tuve experiencia musical fue con la "Schola Cantorum", donde cantaba de tiple. Cuando hubo un ensayo y escuché varias voces, creí: "Esta gente está borracha". Viendo las clases y los instrumentos, pensé: "A ver si yo soy un día capaz de hacer algo de esto".

-Guillermo Martínez: Las ilusiones son lo que cambia el mundo, todo lo que vemos hoy fue una vez un sueño. Yo pasé a formar parte de la Escolanía de Covadonga con 10 años, allí fue donde conocí a don Leoncio. Sentí esa vocación fuerte, hacia los 12 años empecé a escribir música, propiciaba que nos juntásemos algunos compañeros para hacer una orquesta y estrenar alguna de estas obras. Desde entonces ha sido diáfano. Le decía ayer a don Leoncio: "El significado de la vida de un artista es dejar el mundo un poco mejor de como lo encontraste".

-Leoncio: Es el principio de una cárcel. No entendido como algo negativo, sino como una lucha contra ti mismo... Yo creo que componer es llorar, y más en esta sociedad donde la propaganda terrible de la música ligera es continua. ¿Qué tiempo dedican a la música de valor? No es rentable. Un profesor mío, Antón García Abril, decía que era muy difícil vivir de la composición en España; él que ha tenido películas y directores, ¿qué esperan los demás? A mí no me preocupa el tema porque hice oposiciones y tengo mi modo de vivir, pero esto tiene que arrancar en esta sociedad.

-Guillermo: La composición siempre encontrará un camino. Vivimos en la cultura del "low cost", pero, igual que la literatura te permite vivir varias vidas en una, la música te permite sentir varias vidas en una. Esa fuerza que tiene el arte en contra de la moda es inexpugnable. Vivimos tiempos en los que éticamente pilotamos un mundo complejo y solamente mediante el desarrollo de esas sensibilidades llegaremos a algo mejor. Mientras haya arte hay esperanza.

-Leoncio: Es un camino que tenemos que dar a conocer con nuestro ejemplo a los políticos, que van con otros intereses. Ortega y Gasset decía: "Donde terminan las palabras empieza la música". Si esto llegara a calar en la gente, sería cuando la música buena empezaría a renacer, pero cuesta mucho.

-¿Hace falta mucha formación para componer?

-Leoncio: Nunca terminas de formarte. Siempre hay compositores que van por delante de ti. Aquí tenemos, dentro de la música seria, compositores que están dejando su salud, no ganan un duro. Son los que van abriendo camino y mueren en el intento muchos de ellos. Entonces, todas sus investigaciones en este campo hay que aprovecharlas, no es que les copiemos. La música de los peludos no es moderna, es muy primitiva. Sin embargo, la música seria es otro mundo, no se puede decir con palabras.

-Guillermo: Hace falta formación, pensamiento, corazón y cabeza. Acumulas mucho aprendizaje, la sabiduría que puedes en ese camino de eterno estudioso. En el momento de la creación yo al menos dejo la razón de un lado, dejo la técnica y solamente lo que se ha incorporado al gesto me es válido compositivamente. Creo que la fuerza del instinto creativo es 10.000 veces mayor que la de la razón dentro de la experiencia emocional del arte.

-¿Qué les mueve a crear?

-Leoncio: Es una necesidad de decir algo. Si no estoy componiendo me deprimo, te das por frustrado. Cuando dejé de fumar, pasé un año de depresión galopante, porque asimilaba escribir música con fumar. No podía escribir música, o lo uno o lo otro. Es una necesidad que tenemos, es como el religioso, que el predicar le urge. Como sabe mi discípulo, en toda disciplina humana: cabeza, corazón y manos. Si esto no funciona hay un desequilibrio, de la coordinación viene la belleza. Me mueve el deseo de practicar la belleza, unas veces lo consigues y otras mueres en el intento.

-Guillermo: La pasión irrefrenable por crear mundos nuevos que no existen, que siento en mí y debo sustanciar. Ese potencial te obliga a parir. La vocación no es un don, sino una responsabilidad.

-¿Es una profesión más de encargo o más creativa?

-Leoncio: Hay de todo. Mozart tenía una facilidad tremenda para componer, pero cuando no tenía encargos seguía escribiendo; le encargaban una sinfonía y la tenía hecha prácticamente. El tiempo hay que invertirlo, así se hace muchas veces entre los que se dedican a esto: trabajan todo el año y luego sacan del cajón para salir del paso. No quiere decir que sea mala música.

-Guillermo: Hace poco leía: "La mejor inspiración es el plazo de entrega". Sin llegar a ese extremo de frivolidad, creo que cuando la música es encargada tiene un extra de fuerza en el sentido de que vas a ver esa obra materializada, estrenada al público. Al final es un compendio.

-¿Es más fácil componer ahora que en sus inicios?

-Leoncio: Ahora tiene un inconveniente, que cada uno es más autocrítico. En los inicios te sale todo espontáneo, pero es fruto de los estudios y ocurrencias. La mejor obra es la de madurez, dices lo que sientes, libre de que te aplaudan o no.

-Guillermo: Cada nueva obra es una oportunidad para crecer. Es cierta la creatividad de los primeros días, pero el músculo que te da el oficio es algo muy agradecido.

-¿Los eclipsan los intérpretes de su música?

-Leoncio: A veces sí y otras te disgustas, te hacen arreglos de cosas que has hecho, ¿qué vas a hacer? Bastante es que se han acordado de ti.

-Guillermo: Los intérpretes son condición sine qua non para la sustanciación de mi música. Todo lo demás son factores extramusicales no prioritarios.

-Leoncio: La música, hasta que no se escribió, no existía, evolucionó a partir de ello. La música es de ayer, sabemos que la había porque danzaban. Mientras que no hubo motivo, no se pudo independizar del texto.

-¿Qué futuro tiene la música clásica?

-Leoncio: Por tierra, mar y aire (ríe). No lo sé, sin ser tan optimista como Guillermo, tengo mis dudas. En la COPE un locutor decía: "Conviene educar al pueblo". ¡Tú cuando no llenas el programa metes música de peludos!

-Guillermo: Creo que la experiencia que te puede dar la música como fruto del arte tiene una fuerza hacia el corazón que no se encuentra en la música de entretenimiento. La moda es pasajera, el arte es universal y atemporal. Podemos alimentarnos con comida rápida 50 años, pero va a haber un día en que digamos: "Necesito volver a la comida tradicional y sana". Si hay alguien que no lo ve, para quien es miope no se cambia el mundo. Es una experiencia humana mucho más fuerte que los frutos de la moda.

-Leoncio: El futuro está en eso, que la música empieza donde terminan las palabras.

-Guillermo: Ortega también decía: "Es de necios confundir precios con valores". ¿Hablamos de la música que te sacia en el momento o la que te alimenta?

-¿Cómo está el arte de componer en Asturias?

-Guillermo: Desde las instituciones musicales asturianas se propicia la creación. Por otro lado, hay instituciones independientes, como el Coro "León de Oro", que también están estrenando música de jóvenes. Dentro del Coro de Voces Blancas del Nalón se están haciendo propuestas. Cada uno debe defender su apuesta y que existan plataformas que te permitan mostrar tu música es muy positivo. Siempre se podrá hacer más por profesionalizar el gremio musical: los coros, una compañía de ballet, encargar más obras con caché...

-Leoncio: Me comentaba Jorge Muñiz, profesor en EE UU, que allí las orquestas en cada concierto dan un estreno, por norma. Las obras que yo he estrenado siempre me ha tocado el "Concierto para violín" de Brahms. No se puede esto tampoco, el repertorio es inmenso, estamos muy metidos en el clasicismo en el directores. Directores y programadores deben implicarse en esto, tienen que poner obras nuevas.

Compartir el artículo

stats