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IVÁN LÓPEZ-REYNOSO | Director de orquesta mexicano

"El bellísimo címbalo será el rey del concierto del Auditorio"

"Hay que tener imaginación para crear otros públicos y acercar a las salas de conciertos a nuevos grupos"

Iván López-Reynoso, ayer, en un descanso del ensayo. MIKI LÓPEZ

El maestro mexicano Iván López-Reynoso dirige hoy, a las ocho, en el auditorio de Oviedo, el concierto de cierre del Festival de Verano, con danzas de Brahms, Bartok y Dvorak y la participación de un instrumento poco habitual, el címbalo húngaro, que tocará el solista Kalman Balogh. López-Reynoso, que tiene apenas 25 años de edad, se pondrá al frente de la orquesta Oviedo Filarmonía, que recientemente tocó en el Tartiere el himno del conjunto azul minutos antes de iniciarse el primer partido de Liga como homenaje al equipo del que es máximo accionista el mexicano Carlos Slim y, como indica el joven maestro, "hay coincidencias afortunadas que nos unen a través de la música en los aspectos personales y humanos".

-¿Qué carácter ofrece el concierto que va a dirigir?

-El Festival de Verano de Oviedo lo vamos a cerrar con la danza y la fiesta. Es un concierto planeado para exponer las diferentes maneras en que la música se ha adaptado a distintos países y regiones, sobre todo de Europa. Unas manifestaciones muy autóctonas y folclóricas, dicho sea en la acepción más positiva de esta palabra. Brahms escribió danzas húngaras que son muy bellas y completas. Nos dan toda la atmósfera de esa música tradicional. Las tocaremos, como asimismo seis danzas rumanas de Bartok, muy en su estilo compositivo. Muestran una faceta muy popular de su escritura. También tocaremos tres danzas de Dvorak, muy interesantes desde el punto de vista orquestal, muy complicadas, aunque aparentemente son muy sencillas. La magia es que suenan sencillas sin serlo verdaderamente.

-¿Qué completará el programa?

-Además de esas danzas tocaremos la suite lírica de Grieg. Realmente también es un conjunto de danzas noruegas, muy contrastantes y originariamente escritas para piano con arreglo orquestal del propio compositor. El protagonista de la velada es un instrumento muy poco común, el címbalo húngaro, de enorme belleza y posibilidades interpretativas en colores y estilos. Muy dúctil. Como primicia ofreceremos un concierto de Vivaldi para mandolina con un arreglo para este instrumento. Nos acompañará también en las danzas de Brahms, Bartok, Dvorak y en otras piezas del programa como las czardas de Monti. Un programa muy interesante, completo, brillante, novedoso y atractivo.

-¿Cómo es un címbalo?

-Tiene cuerdas. Se pulsa con los dedos. Está entre la percusión y las cuerdas. El sonido es muy peculiar, muy folclórico. Y cuenta con mucho repertorio porque tiene facilidades de manejo de la música. Hay piezas para címbalo y orquesta, para solista, mucha música popular..., es una novedad muy interesante. El bellísimo címbalo será el rey del concierto del Auditorio.

-¿La música clásica requiere novedades?

-Estoy seguro de que es así. Hay que tener imaginación para crear otros públicos y acercar a las salas de conciertos a nuevos grupos de personas. El repertorio sinfónico es muy atractivo, pero para acercar a determinados bloques de la sociedad no familiarizada con la música clásica hay que hacer cosas atractivas. Los festivales de verano suelen contener ofertas muy interesantes al respecto. Es necesario llevar la música a las familias y divulgar repertorio de lo que se puede hacer en una sala de conciertos.

-¿Goza de buena salud la música clásica en México?

-Afortunadamente sí. Tenemos bastantes orquestas. En Ciudad de México, con más de 20 millones de habitantes, hay cuatro o cinco orquestas sinfónicas. El panorama musical en México es amplio. Siempre hay que crecer y ampliar la oferta.

-¿Cómo va su joven carrera?

-Muy rápida. Llevo cinco años dirigiendo orquestas y óperas. Debuté en el año 2010. Internacionalmente empecé el año pasado en el Festival Rossini de Pésaro, que me cambió la vida. Me volví totalmente rossiniano. En junio me presenté en España, en Bilbao y ahora en Asturias. Es muy importante para mí este inicio de carrera internacional. Tengo muchas ganas de hacer mucha música.

-Supongo que conoce a la familia Prieto de músicos astur-mexicanos.

-Sí, soy buen amigo de Carlos Miguel Prieto. Lo admiro mucho. Es un director de orquesta mexicano con mucha carrera en España y en otros países. Cuando le dije que venía a Oviedo le dio mucho gusto. También admiro mucho a su padre, el maestro Carlos Prieto, gran chelista.

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