Noemí Villamuza dibuja unos niños encantadores y las ilustraciones de "Libro de nanas", su orgullo, parecen coincidir con su presente: "Tengo dos niños de 5 y de 2 años y estoy feliz y enamorada de ellos. Pero no dibujo más inspirada sino igual o menos. Antes de que nacieran tenía más tiempo y menos apreturas económicas. No puedo tomarme tiempos bohemios de trabajo por la noche". La ilustradora, nacida en Palencia en 1971 y residente en Barcelona, estuvo en los Encuentros en Verines, que se celebraron en Pendueles (Llanes).

-Primer tema: maternidad.

-La vida lo tiene todo prescrito. He querido ser madre desde que tenía 20 años. No se me daba físicamente, pero sí de forma gráfica. Desde mi primer libro estaba el tema pero no lo busqué, lo he ido encontrando por medio de editores que me lo encargaban.

-¿De dónde le viene?

-Tenía 3 hermanas más pequeñas, que eran mis modelos. Entonces no tenía consciencia de dibujar niños sólo dibujaba lo que veía. He sido muy madre de mis hermanas, crecí rodeada de primos y tenía abuelo y perro y en casa éramos muchos. Desde muy pronto me asignaron el papel de cuidador de las pequeñas, dar ejemplo, darle un abrazo...

-¿No le amargó la responsabilidad que eso llevaba consigo? La responsabilidad se identifica con el fin de la infancia.

-Era un entorno agradable, no una imposición y soy bastante protectora también con los amigos.

-Segundo tema: infancia.

-He seguido siendo infantil, reteniendo recuerdos y manteniendo una actitud ingenua. Es bueno tener niños cerca cuando trabajas en temas infantiles. Son un público fantástico para probar las cosas. Me quedo con su inmediatez: viven el aquí y el ahora y nada más. Se trata de no olvidar lo importante que era jugar y fabular. Cuando era niña no tenía consciencia de que "ese" era el momento. Hay noche en casa en que estoy jugando con ellos y encabronada porque quiero acostarlos, mi chico no llega, tengo pendiente de enviar luego un mail y les apuro "venga, venga". Venga ¿qué? Si tienen 2 y 5 años y están con esa pieza de puzzle como si se acabara el mundo. Entonces pienso: para y mira como están disfrutando porque esa energía luego tiende a desaparecer.

-¿Dónde decidió que se dedicaría al libro infantil?

-En la Facultad de Bellas Artes, en Salamanca. De todas las opciones de trabajo fue lo que más me gustó. Fue gracias a Miguel Ángel Pacheco, que había sido director artístico de televisión española en los años ochenta, en la "Bola de Cristal" de Lolo Rico, y era un profesor muy especial, con carácter fuerte, que nos lo ponía difícil, nos inculcó el esfuerzo y la necesidad de estar al día. Era distinto a los demás: estaba en activo, trabajaba en Madrid y había vivido artísticamente de un modo muy intenso.

-¿Cómo se mantiene fresca en su especialidad?

-Arnal Ballester, que es una gran inspiración gráfica, dijo en una charla que para ser un buen ilustrador hay que ser un buen lector.

-¿Lee desde niña?

-No, empecé en la Universidad, por aventura, por fabular, cogí el hábito, me dejé llevar por la búsqueda de esas relaciones que tienen los libros -los autores, los temas, las épocas- y he seguido leyendo, además para trabajar y para documentarme.

-Dibujaba a sus hermanas mientras las cuidaba. ¿Siempre tuvo claro hacer Bellas Artes?

-Se veía en mi perfil. Era una pésima estudiante con poca voluntad y fui pasando muy justa los cursos. En COU, mi profesora de literatura me dijo "haz un esfuerzo aunque te cueste concentrarte. Si quieres hacer Bellas Artes saca el curso este año. Mi madre tuvo fe en mí. En cambio mi padre era un ardiente opositor porque identificaba Bellas Artes con la bohemia, la buhardilla en París, el miedo a que volviera taladrada de piercings.

-Ha escrito que lo más valioso de su andadura como ilustradora es la experiencia emocional compartida. ¿A qué se refiere?

-A lo que me quedo después de un taller y una ponencia, a todo lo que no sea estrictamente impreso, que es emocional, es lo que comparto con otros ilustradores, es la ayuda a un estudiante que buscaba una salida a un estilo y que reaparece al cabo de los años y te enseña lo que está publicando... También a la carga emocional de la lectura cuando ilustras.