Toca madrugar. A las cinco y media de la mañana, en pie para llegar a Peñamayor antes de que amanezca. A las siete aún es de noche y los venados, animales con actividad principalmente nocturna, no paran de berrear. Sus bramidos retumban y hasta estremecen. Cuando salen los primeros rayos de luz es el momento idóneo del día para escucharlos y si no, cuando anochece.

"La berrea es un desafío entre machos", explica Juan Corte, presidente de la Agrupación de Cazadores de Nava, Agrudeca, que mañana y el sábado, además del 2 y 3 de octubre, organizan visitas guiadas para disfrutar de este espectáculo que la Naturaleza ofrece. El ritual sonoro nupcial de los venados comenzó sobre el día 10 de este mes y se prolongará hasta aproximadamente la misma fecha de octubre. Pero estos días está en su pleno apogeo.

En la jornada de ayer -nublada, fresca y en la que llegó a aparecer el orbayu sobre Peñamayor- se dieron las condiciones ambientales idóneas para que los machos se entregaran al cortejo de las hembras. Es la única época del año en la que la especie se aparea. Ellos reúnen a un harén de varias venadas y luchan por ser quien las fecunde. Tras cumplir con su función reproductiva se desvinculan. Nueve meses después, alrededor de junio, nacerán las nuevas crías.

La población de venados en Peñamayor está entre los 300 y 400 ejemplares, explica Juan Corte. La sarna, que les contagia en la mayoría de los casos el melandro (tejón), ha reducido drásticamente el número de animales. Pero así y todo, en total estos días braman desde algún punto de la sierra un centenar de machos en celo con la intención de procrearse. El tiempo fresco que ha traído septiembre ha beneficiado la berrea, que incluso se ha adelantado, apuntan Juan Corte y su hermano Benigno, también cazador. Ambos conocen palmo a palmo Peñamayor. De ahí que se conviertan en los mejores guías -y casi hasta anfitriones- para llegar a los mejores lugares para escuchar la berrea y ver algún venado. Es más fácil lo segundo que lo primero, pero a veces no es sencillo. "El monte lo que requiere es tiempo y paciencia", recomienda Juan Corte. Además, aconseja llevar ropa de abrigo, algo de comida y prismáticos para facilitar la visión de los animales, que no siempre están cerca.

Son las siete y media de la mañana pasadas. Se van acercando las ocho y comienza a amanecer en Peñamayor. Los venados están entregados al cortejo. Se les escucha en la Campera Anés y en la Peña del Águila, donde se observan un macho y una hembra. Se distinguen bien porque él tiene una gran cornamenta y ella no. Sobre la cresta se divisan unos cazadores, de Alicante, que han viajado a Nava para un rececho de venado. Ayer sólo sondearon a los ejemplares, antes de darles caza.

La ruta prosigue y nuevos animales se dejan ver y escuchar en el Cerriscu, Don Diego y Picu Redondu. El madrugón mereció la pena.