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Un camino entre pucheros

Marta cocina en casa

Repollo con marisco y bacalao con crema de setas son algunas de las especialidades del bar-tienda Casa Marta, en el pueblo de Valles, en Piloña

Marta Sánchez Puerta y Rafael Fernández González, ante un hórreo adornado por una gran parra, cerca de su establecimiento, en Valles. ANA PAZ PAREDES

Este fin de semana más que nunca, Piloña, y concretamente su capital, Infiesto, es una fiesta y tiene como única y gran reina la avellana, uno de los productos emblemáticos de este precioso concejo del oriente asturiano y de sobrada fama dentro y fuera de las fronteras del Principado. Quienes en algún momento lamentaron el fin del verano ahora habrán de alegrarse con la llegada del otoño, pues, además de la fortuna de contar con un paisaje cambiante y maravilloso con unos colores que quitan el sentido, también se celebran en toda la región algunas actividades de ocio que no dan tregua al aburrimiento.

Las festividades y celebraciones gastronómicas son, además, una excusa perfecta para conocer un poco mejor los rincones con encanto de nuestra región y disfrutar de un agradable paseo por algunos de sus pueblos. Éste es el caso, por ejemplo, de Valles de San Román, en Piloña, una localidad a pocos kilómetros de Infiesto, donde es un gusto perderse y donde está presente la historia indiana a través de algunas de sus casas, con sus balconadas acristaladas y sus palmeras.

Allí se encuentra un local hostelero entrañable y rehabilitado con cariño por Rafael Fernández González, "Falo", y Marta Sánchez Puerta. Se trata del bar-tienda Casa Marta, que en poco tiempo cumplirá sus tres años de andadura. Ambos conocen bien la hostelería, pues trabajaron en el ramo varios años. Tras abandonar el sector han vuelto a él en su localidad de residencia.

"Vimos que el local del pueblo tenía posibilidades, fue durante muchos años bar-tienda y llevaba tiempo cerrado. Nos pusimos manos a la obra y le dimos un cambio importante, pero manteniendo en lo posible la esencia del mismo", recuerda Falo, que es quien lleva la barra y el comedor, mientras que Marta, ante los fogones, sorprende a los comensales con platos tanto tradicionales como algunos más innovadores. Así, ademas de ofrecer un menú semanal a 9 euros, el fin de semana la oferta se amplia y, a 13 euros, quien se siente a la mesa podrá comer, por ejemplo, algunas preparaciones como el repollo con marisco, el balacao con crema de setas, los garbanzos con cordero, el hígado tanto encebollado como al ajillo, pote, fabada, lasaña de pollo, filete al queso, carrilleras en salsa "casa Marta" o jabalí con patatines, por citar algunos.

En su carta de picoteo figuran también, entre otras opciones, las croquetas de cecina y queso de cabra, boroñinos rellenos de gamonéu, tortos con picadillo y huevos o con cabrales, pollo al ajillo, costillas adobadas, pulpo, chipirones o fritos de pixín. También hay carta de postres. Y todo ello en un bar-tienda amable, cálido, donde se rinde homenaje a la tradición pero con un toque de modernidad. Rehabilitado con gusto y donde, además, en invierno, resulta muy grato comer junto a la chimenea.

Con capacidad para treinta y cinco personas, es conveniente llamar y reservar el fin de semana en los números 615354805 y 651806917. Cierra los lunes por descanso y, tras el verano, los martes, miércoles y jueves también lo hace tras las comidas. Sólo da cenas por encargo a partir de seis personas. Viernes, sábado y domingo abre todo el día.

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