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ALEXANDER VASILIEV | Violinista solista y concertino de la OSPA

"El concierto número 2 de Prokofiev puede despertar incluso a un cadáver"

"Nací en San Petersburgo, soy una criatura de la pedagogía rusa; el profesor para mí era como un padre, su autoridad era indiscutible"

Alexander Vasiliev, en la mañana de ayer, en el Auditorio de Oviedo. LUISMA MURIAS

El violinista ruso Alexander Vasiliev es solista y concertino de la OSPA desde hace 24 años. Hoy en Avilés -en la Casa de Cultura, a las ocho y cuarto- y mañana, en Oviedo -en el Auditorio, a las ocho de la tarde- tocará el concierto número 2 de Prokofiev dentro de un programa que incluye "Reflejos", de Fernández Barrero; "Escenas asturianas", de Lauret y la sinfonía en mi bemol, de Hindemith.

-¿Cómo es el concierto que va a interpretar?

-Prokofiev, después luego, escribió antes el número uno, que es muy bonito, obligatorio en los concursos mundiales como el Chaikovski o el Reina Elizabeth. En cuanto al número dos, se valora por el segundo movimiento, de una belleza total y rotunda. Es quizá lo más bello del repertorio. Prokofiev tenía un lenguaje propio. Desde el Conservatorio tenía una mentalidad distinta. Melodista y al tiempo modernista. Sus obras se las reconoce desde los primeros compases.

-¿Qué requiere?

-Requiere cantar. No es fácil. Cantar como las mejores sopranos por así decir. Esta música puede despertar incluso a un cadáver. Es de inicios del siglo XX. Romántico por supuesto, pero muy especial. Lo tienen todos los músicos en el repertorio. El número uno es más difícil, sobre todo por el scherzo. El dos tiene sus dificultades musicales y técnicas. Es una música completa por si misma.

-¿Cómo lo ha preparado?

-Por el procedimiento normal. Hay que superar dificultades violinísticas que son muchas. Es un trabajo casero. Una anécdota explica el carácter de Prokofiev. En San Petersburgo, ensayando su ballet "Cenicienta" se ponía en la sala sentado frente a las trompetas. Le dijeron una vez si no prefería oírlo desde otro sitio. Respondió que había escrito para las trompetas la nota más alta y después, en el mismo compás, la más grave. Un salto mortal. Y que se sentaba allí para ver la cara de los trompetistas. Así era. Así es su música, con ironías, sarcasmos y efectos especiales. El final de su vida también tuvo su sarcasmo: murió el mimo día y hora que Stalin. Nadie fue a su funeral.

-Bach, Beethoven, Brahms, Prokofiev, Bruch... ¿qué concierto prefiere?

-No tengo preferencias de autores. Me gustan los románticos.

-¿Por qué?

-Son melódicos. Los vanguardistas son construcciones musicales con poco protagonismo para la melodía. Son interesantes para el público pero soy partidario de los románticos. En mi repertorio está el segundo de Bartok que también tenía un lenguaje musical muy especial. Es difícil para la cuerda en general. Todo Bartok se aparta del resto de los compositores.

-¿Mantiene contacto con su Rusia natal?

-Sí, mantenemos contacto. Mi esposa, que fue solista del ballet Mariinski, tiene una hermana mayor allí y mantenemos contacto. Pero no vamos todos los años a San Petersburgo que es mi ciudad natal. Me formé en el Conservatorio de San Petersburgo. Tenía mucha fama. Era la capital con los zares. El Conservatorio era el mejor. Después, el de Moscú también fue de primer nivel, con profesores como David Oistrakh o Leonid Kogan ya en la época soviética. Los mejores del país y del mundo.

-¿Existe un pedagogía rusa?

-Nací en San Petersburgo, soy una criatura de la pedagogía rusa. El profesor para mi era como un padre. Su autoridad era indiscutible. Cada alumno es diferente. El profesor debe encontrar una llave especial para abrir su mente y alma ante los problemas musicales. Intente eso mismo con mis alumnos españoles.

-¿Cómo afronta la OSPA su nueva temporada?

-La orquesta tiene 25 años. Esta temporada es un poco diferente de la pasada. Con nuevas obras para nosotros. Eso es lo que quiere el director titular Rossen Milanov. Ampliamos repertorio. Es el objetivo.

-Por ejemplo.

-En la programación que inaugura la temporada se incluye una sinfonía de Hindemith. Nunca se había tocado en Asturias.

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