El logo de la NBA, una figura blanca con una pelota en la mano sobre fondo rojo y blanco, es una de las marcas más reconocidas en el planeta. Imagen de uno de los productos mejor vendidos a escala global, también es un guiño al deporte en estado puro. El logo está basado en la figura de Jerry West, estrella de los Lakers en los sesenta y comienzos de los setenta y coleccionista de récords, entre los que figura haber sido jugador más valioso de una final en un equipo perdedor. Excepción nunca más repetida. Para toda la generación de españoles que han vivido el desembarco masivo de jugadores nacionales en la NBA, los hermanos Gasol son un símbolo, un modelo, el ejemplo perfecto de una conquista deportiva. La foto de los dos en el salto inicial del All Star adquiere en España la trascendencia del logo de la competición. Pau y Marc, además de los títulos con la selección, son los Jerry West nacionales.

Si Fernando Martín fue el pionero en los 80, los Gasol son los más genuinos representantes de la explosión del baloncesto español en América. A partir de ellos, y con ellos, el jugador nacional tiene un caché importante en la Liga más competitiva del planeta.

La historia empezó con Pau, un chaval larguirucho, con extremidades exageradas aunque poco trabajadas y una llamativa facilidad para manejar la pelota. Cuerpo de pívot, alma de base, decían de él. Fue elegido contra todo pronóstico por los Hawks en el tercer puesto del draft, una posición que le empujó a adelantar la aventura americana.

Cuando el mayor de los Gasol aterrizó en Estados Unidos, para muchos lo hacía tras una decisión precipitada. La llegada de jugadores europeos empezaba a ser habitual aunque aún había mucho camino que recorrer. Y muchos tópicos que superar. Para un pívot europeo, llegar a América significa una impactante pelea contra prototipos creados en el gimnasio.

Los que han defendido a Pau desde el principio se han encargado de recordar que por encima de sus habilidades atléticas la gran virtud del pívot tiene que ver con la cabeza. La inteligencia al servicio del talento. Pau sabe adaptarse a las circunstancias de cada momento. En su primer contacto con la competición, acompañado del irreverente Jason Williams y del modélico Shane Battier, el preferido por la prensa americana, fue elegido debutante del año. Llegar y besar el santo.

A Pau le tocó pelear de primeras contra poderosos pívots en la pista y contra etiquetas molestas fuera de ella. Pronto le quedó asignado uno de los sambenitos que más le han perseguido en su carrera, su fama de blando.

Su fichaje en 2008 por los Lakers acentuó el foco en torno a él. En la disputa de la primera de las finales ante los Celtics (derrota en aquella ocasión) llegaron a bautizarle como Pau "Gasoft", un juego de palabras con su apellido y la palabra inglesa "soft", blando. Pero Pau se rehizo la temporada siguiente, 2009, conquistando el anillo ante los Magic. Y repitió al siguiente, contra los Celtics, en la revancha de 2008. Dos títulos de NBA y una final lucen en un palmarés adornado con todo tipo de distinciones individuales, que no han descendido a su llegada a los míticos Bulls de Chicago, amenazando incluso registros alcanzados en su momento por Jordan.

El de Marc es en principio un camino más directo que el de su hermano, aunque también repleto de riesgos. El hermano pequeño llega a la NBA como consecuencia de Pau, no podía ser de otra forma. No sólo porta el mismo apellido y genes, también comparte operación. Los Lakers se hacen con los derechos del hermano pequeño y los envían a Memphis (junto a un paquete de jugadores del montón) a cambio de Pau, en una operación decisiva para el éxito futuro de la franquicia angelina. El robo del siglo, para algunos analistas. Marc tiene el camino marcado de Pau, lo que no se sabe si es ventaja o presión extra.

Marc nunca ha tenido las etiquetas de Pau. Su juego es más físico, es un pívot en versión americana, fuerte y con destreza en la zona como plus. Su carrocería se va afinando con el gimnasio americano mientras su inteligencia para entender el juego le da una ventaja clara sobre sus rivales. Inteligencia en la pista, el gen de los Gasol.

Desde su llegada a la NBA, la vida de Marc se ha desarrollado en Memphis, convertido ahora en un equipo competitivo, habitual en las fases decisivas de la Liga. Los Grizzlies ya no son un conjunto insulso de la competición, ahora compiten. Parte de la transformación se debe a Marc Gasol, con cartel de "All Star" y que con su equipo ha pisado los play-off cinco temporadas consecutivas. Habituarse a la élite en Memphis, un paso que se le había resistido a su hermano.

Pero al margen de las distinciones y la purpurina, el camino de los Gasol por el baloncesto americano ha estado marcado por la corrección y el buen comportamiento. Nunca una mala palabra. La educación por bandera. Una rara avis en una competición en la que, por ejemplo, se organizan reuniones con los jugadores recién llegados -todos ellos mayores de edad- para advertirles por ejemplo de los perjuicios que pueden ocasionarles el consumo de drogas.