El escritor cubano Leonardo Padura ha rendido hoy un homenaje a sus tres patrias: Cuba, su lengua y el trabajo, durante el discurso que ha pronunciado en la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias, que han incorporado a la literatura cubana a la nómina del galardón de las Letras.

"Soy cubano por mis 64 costados", ha proclamado el creador del detective Mario Conde ante los 1.600 invitados en el Teatro Campoamor de Oviedo a los que ha trasladado un retrato de sus orígenes en un barrio de la periferia de La Habana, Mantilla, donde sigue residiendo en la misma casa donde nació.

A sus padres y a sus orígenes habaneros, que le inculcaron la práctica de la fraternidad, la solidaridad y el humanismo, ha agradecido la asunción de unos valores que he tratado de aplicar en todos los actos de su vida hasta una jornada como la de hoy, en la que ha recordado la frase del cantante Carlos Gardel en su debut en el Olmpia de París: "¡Si estuvieran aquí los muchachos del barrio¡".

Tras admitir que debe a Cuba, su cultura y su historia, casi todo lo que es, el autor de "El hombre que amaba a los caballos" ha dicho pertenecer, como escritor, a la lengua que aprendió en la cuna "la maravillosa lengua española", una de sus patrias junto a Cuba como ha afirmado parafraseando al "apóstol" de la nación cubana, José Martí.

Ser escritor, ha explicado, ha sido "una bendición" que asumió como una responsabilidad artística y civil, que ha sido y será ardua" y que le ha generado incomprensiones y marginaciones cuando era considerado "apenas un autor de novelas policiacas".

Tras aprender hace cuarenta años que para lograr algo la única fórmula era "el trabajo diario", Padura ha incidido en que sus tres patrias tutelares le condujeron hasta un momento como el de hoy, uno de los "importantes" de su vida, junto a muchas coyunturas y personas que permitieron llegar a concretar "lo real maravilloso".

Agradecido a España, a donde acudió por primera vez en 1988 para asistir a la primera edición de la Semana Negra de Gijón, donde fue galardonado en 1995 con el Premio Café Gijón y cuya nacionalidad también ostenta, el autor ha incidido en que la lista de nombres que le preceden entre los galardonados con el Premio Princesa de las Letras "avala la magnitud de esta gratificación".

Padura ha tenido también un recuerdo para su esposa, Lucía López Coll, -"gracias por soportarme"- y para su "compañero de luchas", el detective Mario Conde, que le ha acompañado en el empeño de explorar y revelar "la vida y la sociedad cubanas".

"Hoy es un día de vino y rosas y así quiero guardarlo en mi memoria", ha proclamado antes de advertir de que pese a "las luchas, las dudas, los silencios y los resquemores", las recompensas que debe a sus patrias son "un pretexto de lujo para disfrutar y compartir esta felicidad".

Y lo hacía, ha concluido, con una pelota de béisbol en la mano, con el mismo espíritu con que compartía hace más de cincuenta años su bate, su guante y su pelota con sus amigos del barrio y aprendió a gozar la satisfacción del éxito en un barrio habanero llamado Mantilla donde palpita el corazón de sus tres patrias.