La madrugada del próximo domingo los relojes se atrasarán una hora, por lo que el 25 de octubre tendrá una hora más, y se volverá al horario de invierno. El cambio de hora se hace en nombre del ahorro. Así lo afirman los Gobiernos que lo aplican dos veces al año (en otoño y primavera), y la Comisión Europea, que obliga a los países miembros de la UE a aplicar la medida. Sin embargo nadie parece tener muy claro dónde está ese ahorro.

El cambio de hora provoca pequeñas molestias durante unos días por los cambios de los biorritmos de las personas y un supuesto ahorro en la factura energética, que se mueve entre "nada" y "muy poco". Pero los datos sobre este ahorro económico no son demasiado concluyentes y se basan en estudios realizados a finales del siglo pasado.

En concreto, siempre suele citarse un estudio presentado por la Comisión Europea en 1999 realizado por el consultor holandés Research voor Beleid, centrado en los efectos del cambio de hora veraniego. En él se reconocía que el ahorro generado es "relativamente pequeño" y lo concretaba en 144 millones en una factura total de 20.000 millones.

Ese estudio fue actualizado hace poco más de un año y apunta que los ahorros se mueven entre el 0,1% y el 0,5% en los países del Sur de Europa. Probablemente en otros países de Europa, con menos horas de sol, el ahorro pudiera notarse algo más.

En el caso de España, el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), estima que con carácter general el potencial de ahorro en iluminación podría alcanzar un máximo del 5%, lo que equivaldría a 300 millones de euros de ahorro según los precios vigentes, de los cuales 90 millones correspondería a los hogares españoles. Esto supondría 6 euros de ahorro por hogar. El resto se ahorrarían en los edificios de la industria o el sector servicios.

El IDAE señala que para alcanzar el potencial ahorro deberá realizarse un comportamiento "responsable" en el hogar a la hora de prescindir de la iluminación artificial cuando no es necesaria, así como la utilización de tecnologías de ahorro en iluminación por aprovechamiento de la luz natural en las oficinas.

Ahorro por la mañana, gasto por la tarde

Sin embargo, los que se oponen al cambio horario mantienen que el potencial de ahorro energético "es una suposición" y se basan en estimaciones hechas sin demasiado rigor.

Además consideran que lo que se ahorra por la mañana, cuando amanece más temprano, se gasta por la tarde, ya que en invierno es cuando la gente está más en casa y por lo tanto consume más por las tardes (calefacción, luces encendidas a partir de las 18:30 horas...).

Así, tras el cambio de hora la punta de consumo de adelanta de las 20.30 horas a las 19.00 horas, algo que se puede ver en la web de Red Eléctrica de España (REE), la empresa que registra minuto a minuto el consumo de energía.

Los críticos con el cambio horario también argumentan que el supuesto ahorro económico se diluye poco a poco con el paso de las semanas: en los primeros días sí hay ahorro, pero poco a poco se va perdiendo.

Hora del meridiano de Greenwich

Mientras tanto, la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE) cuestiona los "supuestos" beneficios económicos que se obtienen con el cambio horario y pide que España recupere su hora "real" del meridiano de Greenwich, que pasa por Zaragoza.

La propuesta de esta asociación es que el próximo mes de marzo no se vuelva a la "hora de verano", con lo que España recuperaría su horario "normal", ya que, en la actualidad, "el desfase horario en verano es de dos horas".