Al mediodía, al entrar en el bar restaurante Casa Aurina, en Candamo, con sol de otoño en el cielo, llaman poderosamente la atención las hojas del álamo que, sobre el río Nalón, brillan casi como el oro enmarcadas en una ventana del local. Dentro, y como en los viejos bares de toda la vida, se escucha la radio mientras la pantalla del televisor permanece apagada. La noticia del día es la entrega de los premios "Princesa de Asturias" en Oviedo.

El local es sencillo, un lugar entrañable donde las sillas de madera y las mesas de mármol mantienen la imagen de los chigres de antaño, y la sobriedad de su interior se caldea con el olor a buena cocina asturiana que ya inunda el bar. Como cada día y ante los fogones está Purificación Sierra, preparando con buenas manos platos tradicionales bajo la atenta mirada de Aurina Cuervo González, retirada hace años pero que, como toda buena guisandera, no puede evitar pasarse por el bar de vez en cuando. Esta última sigue siendo, en la sombra, el alma mater de este restaurante que logró su fama gracias a su buena mano como cocinera.

"Cuando se casó con mi padre, Julio González, vino para aquí y se puso al frente de la cocina. Lo menos hace ya 60 años. Entonces se llamaba Casa Eladio, pero en cuanto lo cogió mi madre se le cambió el nombre y se puso Casa Aurina", recuerda el hijo de esta guisandera emérita, Francisco González Cuervo, que atiende barra y comedor cada día.

Paco recuerda que el bar se abrió "porque aquí había minas de caolín y venían muchos trabajadores a comer.", Alude, posiblemente, a la mina Casualidad, situada junto al Nalón en Peñaflor, y la mina Mariqueta, en la misma zona, cerradas ambas en 1996.

Yendo desde Oviedo hay que cruzar el histórico puente de Peñaflor y girar a la derecha. Apenas a cien metros, se encuentra Casa Aurina, que es además donde también se detienen los peregrinos que van a Santiago.

Existe un menú diario a 8 euros con tres elecciones en primeros y segundos platos, y otro de fin de semana, más elaborado, a 15 euros. Entre algunas de las especialidades de comida asturiana que aquí se sirven están el pote asturiano, la fabada, carrillera ibérica, cabrito, pitu caleya, la ensalada de la casa "que ya se hacía cuando venían los mineros y que lleva patata cocida, huevo cocido, bonito, tomate y cebolla", matiza Francisco; fabas con almejas, un plato que se ofrece los sábados, callos, picadillo, bacalao con tomate o un buen plato de huevos fritos con patatas y chorizo.

En cuanto a postres triunfa el arroz con leche, que se prepara siguiendo la receta de Aurina; también hay tarta de queso, flan, cuajada y brazo de gitano.

Al fondo de la terraza cubierta, a la entrada del bar, y en cuyas paredes hay colgadas dos viejas fotos del puente de Peñaflor, está una pequeña joya por la que Francisco González siente especial querencia: una vieja estufa de hierro que, durante un tiempo, estuvo en una dependencia de las minas de caolín. "La arreglamos y no veas qué bien tira y que calorín tan guapo da cuando llega el frío", dice Francisco con admiración.

En fin de semana es conveniente llamar y reservar en el 985751015. Cierra los lunes.