La naviega Carmen Fernández Ochoa, catedrática de Arqueología en la Universidad Autónoma de Madrid, no se mordió la lengua. En la tarde-noche de ayer ofreció una conferencia en Oviedo, en el Museo Arqueológico de Asturias, titulada "Asturias... per id tempus". Fernández Ochoa conoce a fondo la historia romana y prerromana de Asturias. Excavó especialmente los importantes yacimientos del municipio de Gijón. Durante la conferencia salió al paso de algunas críticas aparecidas hace dos años sobre sus trabajos, en el sentido de que había sobredimensionado la importancia de los yacimientos.

En efecto, ayer, en el transcurso de una brillante exposición, comentó: "Se ha escrito que en Gijón no había nada altoimperial, sólo unas termas de mala muerte. Y no es verdad. Hay materiales de comercio en la Campa Torres y en el casco urbano, con contextos de la época Flavia. Hay materiales aún inéditos, cosas del tiempo de Nerón que presentaré próximamente para aquellos a los que les falta fe. Más de 2.000 fragmentos de terra sigillata que dan una gran información. Afirmar que Gijón no fue nada es una tontería, aunque prefiero no utilizar ese término, indica desconocimiento. Es curioso, hay arqueólogos que encuentran piezas romanas y hay otros arqueólogos que no las encuentran, sospecho que por ignorancia o que, sencillamente, las encuentran pero se cruzan cosas que nada tienen que ver con la ciencia".

La catedrática repasó varios yacimientos en los que ha trabajado durante sucesivas campañas. En relación a uno de ellos, bajo el edifico de la Tabacalera de Gijón, explicó que aparecieron por fin restos romanos para decepción de la Alcaldesa, que esperaba que ese espacio quedase expedito. Recordó cómo encontraron un pozo que también tenía la función de depósito de agua y sobre el que quizá se elevó una torre. El pozo quedó sellado con arcillas y otros materiales y allí quedaron atrapados -y, por eso, protegidos- objetos que nunca aparecen en las excavaciones, como sillas o cestos ya que lo habitual es que el tiempo los pudra. Anunció que en dos meses se publicarán los estudios correspondientes.

Más allá de Gijón, puso el centro de interés en Lugo de Llanera, en Lucus Asturum. Recordó a la profesora Amparo Pedregal, con la que excavó ese yacimiento y que falleció repentinamente el pasado fin de semana. Denunció la inexistencia de "un proyecto decente" para continuar las investigaciones en "un yacimiento fundamental". Citó el hallazgo de un horno romano en la Venta del Gallo que utilizaba la buena arcilla de la zona como, casi dos mil años después, hizo allí mismo la cerámica Guisasola. Y se refirió a la misteriosa y magna Flavia Navia, de la que sólo cabe conjeturar su emplazamiento. Quizá en Santianes.

Los centros romanos importantes eran Pravia, Gijón y Llanera, dijo la arqueóloga, que estableció un paralelismo con las principales urbes actuales: Avilés, Gijón y Oviedo. "Podría decirse que la 'Y' ya existía en época romana" añadió con licencia.

Apuntó también otros dos polos importantes: Corao, aun como hipótesis, y, claro, el Chao Samartín. Indicó que no cabe simplificar, reduciéndolo todo a ciudad o villa. La organización del espacio era compleja. Se ha sobreasociado, afirmó, el mundo rural y las villas. "Lo que le importaba a Roma era que todos estuviesen organizados y que pagasen, como ahora".

Como final de la conferencia realizó un repaso de todos los yacimientos romanos en Asturias, en sus distintas escalas. Una exposición con planos y fotos verdaderamente impresionante por las dimensiones del poblamiento y la escasez de estudios y excavaciones. Concluyó con una frase cargada de intención. "Había muchos romanos".