La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un camino entre pucheros

Una pequeña joya en la caleya

María del Carmen López lleva treinta años al frente del bar Casa Escolina, un chigre de siempre en Granda (Siero) donde se cocina con amor y respeto a la tradición

Una pequeña joya en la caleya

A veces, la casualidad o el destino nos detiene el coche en lugares por donde vamos de paso, en alguna dirección que nada tiene que ver con el camino que atravesamos, y nos permite así descubrir, para fortuna nuestra, algunos bares singulares. Y es que no hay nada más afortunado que, cuando aprieta el hambre, encontrarnos frente por frente, en una carreterina de pueblo, un local en cuya fachada nos informa de que hay menú. Y en el caso que nos ocupa, entre semana, a siete euros, con un primero, un segundo y un postre, todo casero.

Y es que "atoparse" con el bar Casa Escolina, en Granda, Siero, no es fácil para los novatos en recorrer esas carreterinas de interior entre pueblos. "Mira, tú coges la N-634 y saliendo de Oviedo o de la Pola verás frente al Elefante Azul que hay una desviación con varios carteles de colores anunciando nuestro bar y otros establecimientos. Por ahí es", dice Carmen López López, que es ya toda una catedrática en guisandería tradicional asturiana; alma de este local de reconocida fama, tanto por la anterior propietaria, Escolina, como por su actual propietaria y cocinera.

En medio del verde, una vez dejado atrás todo el entramado empresarial del polígono de Granda, ya resulta gratificante entrar en este barín amable y cercano, donde el mundo huele a arroz con leche requemado y, al mismo tiempo, también a fabada que está a punto de servirse, bien acompañada de su compango.

Nacida en Cangas del Narcea, la emigración la llevó junto a su familia hasta París, de donde volvió con 19 años. Sus padres abrieron entonces un bar de mucha fama en Las Mazas (Morcín), El Sarka. Allí aprendió el oficio de manos de su madre. "Aprendí pronto a hacer todo tipo de potajes y cocidos, que son una de mis especialidades", señala Carmen. Tras casarse con Bernardino, padres de dos hijos, Iván y Hugo, y trabajar como cocinera en varios locales, finalmente, en marzo de 1986, cogieron primero en alquiler y luego ya en propiedad Casa Escolina, manteniendo el nombre de su antigua propietaria.

Se nota que a Carmen le gusta cocinar y que, además, lo hace con cariño y con respeto por la tradición. Junto con la fabada y el pote prepara también garbanzos con bacalao y espinacas, fabes con corzo, conejo guisado, carne asada, carne en rollo, rabo de toro, pitu caleya, cordero guisado, callos caseros, menestra (en su época), patatas rellenas, cebollas rellenas, todo tipo de caza, fritos de bacalao o fritos de pixín, por citar algunos platos. También cocina por encargo y prepara lo que se le pida avisando con tiempo. En cuanto a postres, a destacar su impresionante arroz con leche, tarta de turrón, natillas o flan.

Tanto en el chigre como en sus pequeños comedores, el amor por el Real Oviedo y sus colores es palpable con un simple recorrido por las fotos que decoran sus paredes, una pasión vivida por los padres y por ambos hijos. Lángara fue uno de sus principales clientes y algunas fotos suyas, junto con otras de Herrerita, Gallart y, más reciente, la de Oli conviven con otras de la plantilla de varias temporadas. En fin de semana es conveniente llamar y reservar al 985792879. Cierra los lunes, tras las comidas.

Compartir el artículo

stats