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Escapadas

Comer en una cueva en Valdevimbre

El pueblo del Páramo leonés, famoso por la uva prieto picudo, permite disfrutar de los platos de la zona en antiguas bodegas

Las cuevas bodega de Valdevimbre. lne

Comer en una cueva de verdad puede tener su encanto. Éste es el mayor reclamo del pequeño pueblo de Valdevimbre, en pleno Páramo leonés -a tiro de piedra de Asturias- y considerado la cuna de la uva prieto picudo, que en los últimos tiempos ha cogido impulso y se va haciendo hueco en las cartas de bares y restaurantes.

Se calcula que en Valdevimbre hay unas 300 cuevas empleadas desde hace siglos para elaborar y madurar el vino que se produce en la zona. Algunas mantienen este uso, otras lo han cambiado para transformarse en garajes o trasteros, y también para convertirse en restaurantes. Las curiosas bodegas decoran el paisaje de entrada al pueblo, de cuyas paredes de tierra brotan puertas y chimeneas. En las que han tornado su uso al hostelero se pueden comer ricos platos de la tierra, entre los que no faltan el embutido, el lechazo y la tortilla guisada. La decoración y su singular estructura -se adentran en la tierra a través de largos y más bien oscuros pasillos- no dejan de sorprender.

Una de las cuevas ha sido transformada en un museo, en el que se explica la tradición vinícola de la zona, cómo se elaboraba antaño y cómo se trabajaba en las bodegas. Para visitar, sólo de jueves a domingo, de 15.30 a 20.00 horas. La entrada cuesta dos euros.

Ahora es un buen momento para acercarse hasta Valdevimbre ya que, si bien la vendimia finalizó hace semanas -los viñedos que llenan las tierras de los alrededores lucen casi desnudos con tonalidades otoñales-, en las bodegas están inmersos en la elaboración y embotellado. Es posible comprar directamente vino en éstas, aunque hay que tener cuidado con los horarios, pues la mayoría no están sujetas a ninguno fijo. En algunas, debido al tirón en los últimos años de la prieto picudo, han comenzado a organizar visitas guiadas por los viñedos y fincas.

Por Valdevimbre poco más se puede hacer visitado el museo y disfrutado de la gastronomía, pues el pueblo no cuenta con patrimonio artístico destacado. Pero al estar a poco más de media hora de León, una escapada a la capital de la provincia siempre puede ayudar a completar la jornada.

Para los que opten por quedarse por Asturias este fin de semana, como siempre, la gastronomía no defrauda. En Llanes concluyen mañana las jornadas dedicadas a las fabas, con menús a 21 euros (hay que sumar el IVA) en un buen número de restaurantes repartidos por todo el concejo. Como el buen tiempo parece que acompañará de nuevo, los amantes de la playa lo tienen fácil para emplear el tiempo. El sol y las temperaturas suaves permiten en noviembre disfrutar sin apenas gente por las joyas de la costa llanisca (Gulpiyuri, Toranda, Torimbia, Barro, Toró...), abarrotadas en verano.

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