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Vampiro asturiano, mito mexicano

El actor gijonés Germán Robles muere a los 86 años tras una carrera con casi cien películas y después de haberse convertido en el mejor Drácula del cine latino

Javier Fernández, con Robles, en México DC.

Germán Robles (Gijón, 1929) llevaba apenas cinco años de carrera cinematográfica en México cuando en 1957 le tocó, como quien dice, la lotería. Fue elegido para protagonizar el papel de Drácula en "El vampiro", dirigida por Fernando Méndez. Se convirtió en un rostro famoso, hizo amplísima carrera en México como actor de cine, teatro, televisión y de doblaje. Asturias lo "recuperó" gracias a la "Semana negra", y regresó por unos días a su ciudad. Se sentía como "un hijo olvidado de Gijón" y se reconocía nostálgico eterno de la playa de San Lorenzo y de los pedreros donde de pequeño iba a coger bígaros.

La Guerra Civil acabó con todo ello. Su abuelo, el poeta Pachín de Melás, moría en la cárcel de El Coto tras una detención más que arbitraria; su padre, Germán Horacio Robles, gran dibujante, tomó el camino obligado del exilio. El pequeño Germán se reunió con su padre en esa segunda patria mexicana donde triunfó.

Germán Robles murió anteayer a los 86 años en Ciudad de México. Tras él, más de seis décadas de carrera en los escenarios y la impronta del primer vampiro del cine mexicano. El primero y el más famoso.

Aquella película que le transportó a la fama en 1957 tuvo secuela rápida con "El ataúd del vampiro" (1958), "El castillo de los monstruos", un año después, y una serie de episodios que dieron lugar en 1959 a cuatro películas alrededor del mito de Nosferatu.

Y Germán Robles acabó harto de vampiros. Supo diversificar sus papeles en casi cien películas en las que sacó partido a su rostro enjuto, una especie de Don Quijote de terror. Alto, delgado, de nariz prominente y aires de caballero. Su última aparición fue en la película "El secreto", de 2010.

El devenir artístico de Robles está lleno de hitos y anécdotas. Protagonizó durante años "La dama de negro", una representación teatral que ostenta el récord de permanencia en cartel en México y en la que durante años interpretó siete papeles que se sucedían en escena casi sin tiempo para el cambio. Intervino incluso en un papel secundario en la comedia infantil "El Chavo del 8", auténtico patrimonio sentimental mexicano. Hasta dobló al villano Davy Jones en la saga de "Piratas del Caribe".

El teatro le entusiasmaba por lo que significaba de riesgo. "Aquí no hay toma 2; si se hace mal, se hace el ridículo", decía. De aquellas primeras películas de vampiros, de las que nunca perjuró pero supo distanciarse a tiempo, Robles hablaba casi con ternura: todo artesanal, nada de efectos especiales, sangre ni vísceras. El vampiro mexicano era todo un señor de voz profunda.

La protagonista femenina de aquella cinta, considerada entre las cien mejores de la historia del cine mexicano, era la actriz Ariadne Welter. En 2013 falleció Carmen Montejo, otra de las integrantes del elenco. Se había quedado sólo Germán Robles.

En 2009 este gijonés errante estaba lleno de proyectos, truncados por una enfermedad que lo acabó postrando en silla de ruedas. Nunca perdió su humor, más asturiano que mexicano.

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