La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

PEDRO HALFFTER | Dirige hoy a la OFIL en el Auditorio de Oviedo

"Incluso en medio del mayor horror es necesario escuchar ópera"

"El concierto 'El violín rojo' que vamos a ofrecer es de gran virtuosismo para el solista y muy exigente para la orquesta"

Pedro Halffter, en la mañana de ayer, en Oviedo. NACHO OREJAS

El maestro Pedro Halffter dirigirá hoy, a las ocho, en el Auditorio de Oviedo, a la orquesta Oviedo Filarmonía con dos obras de Sibelius y el concierto "El violín rojo", de Corigliano, con la solista Francesca Dego.

-¿Cómo es la historia de ese violín y sus calidades musicales?

-El concierto de Corigliano está basado en la música que compuso para la película "El violín rojo" que fue oscarizada. La película trata de la historia de un violín, quizá Stradivarius, con un sonido extraordinario. Recorre desde inicios del siglo XVII mil circunstancias. De la música de Corigliano para la película salió este concierto que estrenó en 2003 la Orquesta Sinfónica de Baltimore con Joshua Bell como solista y dirección de Marin Alsop. Un concierto en cuatro movimientos. Tiene una música impactante. Lo toca Francesca Dego, una solista fantástica. El concierto 'El violín rojo' que vamos a ofrecer es de gran virtuosismo para el solista y exigencia para la orquesta. La OFIL lo interpreta muy bien, con gran entusiasmo. Oyes estéticas de vanguardia y al momento, una chacona. Tiene mucho sonido líquido.

-Y Sibelius, antes y después.

-Sí. Con un sonido descriptivo. Tocaremos dos obras que hice muchas veces en esa misma combinación. Primero, "Finlandia", con un carácter político frente a la opresión de Rusia. Describe la energía que surge del pueblo finlandés. Y después, la segunda sinfonía, una de las que prefiero. Sibelius es uno de los grandes sinfonistas del posromanticismo; a veces menospreciado en el siglo XX.

-Por Adorno entre otros.

-Eso es, pero tiene unos valores musicales interesantísimos. La segunda, junto a la quinta sinfonía, es la más abierta al público. En re mayor, una tonalidad abierta. Tiene una enorme carga dramática y termina con un coral extraordinario de los metales. El último movimiento utiliza un ostinato en las cuerdas que recuerda el sonido líquido de Corigliano: un momento oscilante, sube la melodía poco a poco.

-¿Cómo afronta la crisis el teatro sevillano de La Maestranza del que usted es director artístico?

-Acabamos de estrenar "Otello" con enorme éxito. La semana que viene, zarzuela. La Maestranza es de los teatros que mejor han sobrevivido a la crisis. Tuvimos recortes presupuestarios importantes pero mantenemos un nivel medio de ocupación por encima del 91 por ciento. El teatro de La Maestranza, que dirijo, vende al año 200.000 entradas. Hacemos 177 espectáculos al año. Es extraordinaria la fidelidad del público. Hicimos la tetralogía con la gran orquesta wagneriana completa y producción de La Fura dels Baus. Estrenamos "Doctor Atomic", de John Adams en España. Una ópera contemporánea con una temática tan actual como es la amenaza atómica.

-¿Y su dimensión como compositor?

-En junio estrenaré una nueva versión de la ópera "Der Kaiser von Atlantis", de Viktor Ullmann, escrita en un campo de concentración nazi, en el Theresienstadt. Y allí se ensayó. Ullmann y el libretista Peter Kien fueron deportados a Auschwitz donde murieron el 18 de octubre de 1944. La obra no se llegó a representar. Con los papeles que quedaron se hizo una reconstrucción. El teatro Real me invitó a dirigirla y les dije que habría que reconstruirla tal y como Ullmann podría haberla pensado. La reconstruí y añadí algunas partes. Compuse expresamente un adagio y una pequeña obertura. Ha quedado un espectáculo de hora y media. Me siento especialmente identificado con la obra de Ullmann y su figura. Incluso en medio del mayor horror es necesario escuchar ópera. El libreto es extremadamente actual, es una sátira sobre Hitler. A el alude como kaisser de la Atlántida. Da la orden de que se vaya ejecutando a todo el mundo pero la muerte se declara en huelga. El círculo solo se cerrará si Hitler se sacrifica: entonces la muerte volverá a realizar su trabajo. El kaisser canta un aria final premonitoria: "el fuego de la guerra amaina pero no está apagado, yo me voy pero no diré a dónde me voy". No hace falta añadir mucho más. Estuve la semana pasada en Israel dirigiendo un concierto en memoria de Isaac Rabin. Se estrenó una obra en su memoria. Viajé hacia Jerusalén precisamente al día siguiente de los terribles atentados de París. Lo hablé con mi familia y les dije que justo en esos momentos hay que ir allí y demostrar que los valores de la música son universales.

Compartir el artículo

stats