Cerca de 300 personas llenaron ayer las tres salas del Museo de Bellas Artes de Asturias donde se presenta la exposición "Homenaje a Paulino Vicente en el XXV aniversario de su fallecimiento". Cuatro de los ocho hijos, así como nietos y bisnietos, que no ocultaron su emoción por el momento, además de amigos, artistas y políticos, dieron el aprobado a una muestra que reúne con criterio cronológico 50 obras del artista, nacido en Oviedo en 1899, de las que 37 provienen de la colección familiar.

"Reunir aquí lo mejor de su obra es un primer paso para darle a mi padre una mayor dimensión, esperamos que ésta sea la rampa de lanzamiento para ponerlo donde debería estar". Así lo desea su hijo Manolo Vicente, que no escatimó elogios para una exposición "realizada con imaginación", que permite conocer muchas obras inéditas para el público asturiano.

"Sorprendida gratamente por la forma en que se enfocó la selección" se mostró Paulina Vicente, que ve una oportunidad para "revivir la imagen de mi padre, que está un tanto olvidada". Segura de que a él "le encantaría poder estar aquí" y ver lo mejor de su trabajo reunido, coincidió con su hermano Luis Vicente en los elogios a la labor de Alfonso Palacio, director del museo, que "contentó a todos".

Encarna Vicente, la mayor de los hijos que asistieron a la inauguración, llegó desde Santander para no perderse el homenaje. De las 50 obras expuestas tiene especial predilección por el retrato de su madre, una de las obras de juventud del pintor, pero le gustan todas. Cree que era un gran artista y que su obra debería tener un mayor recorrido.

La nota simpática la pusieron tres bisnietos: Jaime, Fernando y Nacho Vázquez, que no perdieron detalle como aficionados a la pintura y a la música que son. Les gusta el retrato que su bisabuelo realizó a Pau Casals, pero también muchos de sus paisajes, y rápidamente trajeron a la actualidad el autorretrato de Paulino Vicente que abre la exposición. "Parece un selfie moderno", afirman. Nacho, más decidido que sus hermanos a pesar de sus pocos años, se animó a valorar el trabajo del bisabuelo: "Tenía un gran talento y una gran virtud", comentó.

Ideada de forma que permite señalar la evolución del pintor, la muestra reúne obras realizadas entre 1918 y 1973 y opta así por un discurso histórico que descubre a un pintor "preciso en el trazo y diestro en el manejo del color, enraizado en los clásicos pero también innovador".

La selección de pinturas y dibujos, que se podrá ver en el museo hasta el próximo 31 de enero, se expone junto a una serie de objetos personales y documentación del archivo del artista, material que Alfonso Palacio considera un activo más para acercarse a ver la obra. El director del museo aprovechó para señalar la necesidad de realizar un catálogo razonado de la obra del pintor, que, a su juicio, "marcó una de las páginas más brillantes del arte del siglo XX".

A la inauguración asistieron el viceconsejero de Cultura, Vicente Domínguez, que previamente realizó un llamamiento a los asturianos "para que pasen a disfrutar del museo, un equipamiento que ofrece cultura en todo momento y que es gratuito". También el concejal de Cultura de Oviedo, Roberto Sánchez, animó a los vecinos a ver la obra y el museo, y sugirió al Principado la rehabilitación de la iglesia de la antigua Cadellada o su cesión al Ayuntamiento para ocuparla con actividades y salvar el fresco de Paulino Vicente.