"¿Dónde encontrar a alguien tan buen conversador, ameno y divertido como él?"

"Se habla mucho ahora, con ocasión de su fallecimiento, del gran poeta que era, de su talento teórico y de su aguda capacidad crítica. Todo eso es muy cierto. Pero quienes así hablan, si lo conocieron y lo llegaron a tratar, olvidan lo mejor, la persona excepcional que Carlos Bousoño era".

"Tenemos el consuelo de sus libros, un consuelo 'manriqueño' que tanto bien nos hace a sus lectores y amigos en estos momentos, pero ¿dónde encontraremos a alguien como él, tan buen conversador, ameno y divertido, tan profundo y a la vez ocurrente? Había leído mucho y la lectura, en él, le llevaba a pensar, a reflexionar, a tratar de explicarse, en suma, el sentido último de las cosas, pues tenía un espíritu analítico más propio de un científico que de un poeta. Fue siempre un hombre libre de convencionalismos y con una fe ilimitada en la virtud de la palabra y en la magia del arte".

"A su temperamento de artista unía, también, una comprensión humana como no he visto igual para con los errores y los desvíos de los demás. Donde otros hubieran advertido un agravio, una ofensa, él no veía otra cosa que un error que es mejor olvidar. Así era Carlos Bousoño. De la pérdida de esas admirables cualidades suyas es de lo que no nos repondremos nunca sus amigos más allegados".

"Es autor de una obra poética inspirada, sustantiva e intensa"

"Carlos Bousoño, activo miembro de la Real Academia Española durante treinta y cinco años, es autor de una obra poética inspirada, sustantiva e intensa. Y en su conjunto, sus reflexiones sobre el hecho poético y el hecho literario en general constituyen uno de los corpus teóricos más coherente y completo de la teoría de la literatura contemporánea, cuyas bases sentó el Formalismo ruso a principios del siglo XX y luego desarrollaron el Círculo de Praga, los estructuralismos y la Semiótica, con la contribución del close reading anglosajón, alimentado por las reflexiones metaliterarias de grandes poetas como T. S. Eliot o Ezra Pound".

"Bousoño voló con alas propias por el vasto espacio abierto por la Estilística, nacida en el seno de la Romanística europea bajo la inspiración de filólogos alemanes como Vossler, Hatzfeld o Spitzer, pero también gracias a algunos representantes de la Escuela de Filología Española como los dos Alonsos, Amado y Dámaso. Pero no basta con el acierto formal para que brote la llamarada poética. Y es aquí donde sitúa, en el origen de su teoría de la expresión poética, no tanto su experiencia como poeta, sino su intuición como lector. Fui lector de sus poemas, pero me formé también como profesor de Teoría Literaria bebiendo en sus textos. Lo traté personalmente fuera de la Academia; desafortunadamente, dentro de ella no pude disfrutar en plenitud de su ingenio, facundia y humanidad gozosa".

"Sé por quienes tuvieron esa suerte que a mí se me hurtó que Carlos Bousoño era un compañero inspirado y fraterno, e incluso la última imagen que tenemos de él en nuestra casa, el 21 de octubre del año pasado, cuando la presentación por SS MM los Reyes de la edición tricentenaria de nuestro Diccionario, es amable y sonriente".

"Su labor teórica es tan importante que parece que opaca su obra creativa"

"Como persona era un amigo entrañable y lleno de humor. Era grato estar con él porque a sus grandes conocimientos literarios unía una gran intuición. Era una persona que hacía fluir espontáneamente la amistad. Le conocí cuando me dieron el premio 'Adonais' y quería hacer la lectura de presentación con dos poetas más. A partir de ahí ya la amistad se fortaleció y fue muy grande".

"Hay dos rasgos de su poética que la hacen objetivamente original: la poesía lograda del adolescente, que es muy difícil de encontrar porque debe ser como es el adolescente, una poesía con cierta ingenuidad, clara y a la vez madura. Otra característica es que después de la Guerra Civil hizo poesía irracionalista, cuando ya apenas se hacía, porque él tuvo una visión personal y original. Es también una poesía muy novedosa".

"Carlos es tan gran poeta como teórico de la literatura, lo que pasa es que su labor teórica es tan importante que parece que opaca su obra creativa, pero eso es totalmente equivocado, uno puede ser creador y un gran teórico sin que haya oposición en los dos casos".

"Bousoño hizo una obra poética de magnitud europea"

"Fue para las generaciones anteriores un maestro, en muchos sentidos. Primero como persona, porque era atento y generoso con la obra de todos los demás; en segundo lugar, como profesor. No tuve la suerte de recibir sus lecciones, pero desde muy temprano seguí toda su 'Teoría de la expresión poética', sus libros sobre Vicente Aleixandre, sobre el símbolo, sobre el irracionalismo; sus trabajos importantísimos sobre Juan Ramón Jiménez. Era una figura de gran capacidad y brillantez intelectual, no había en España nadie que pudiera comparársele, había que ir a Francia a Roland Barthes o alguien así para tener un correlato como el suyo".

"Como poeta también me interesó siempre mucho porque fue un gran poeta religioso y también existencial. Como poeta religioso tiene la particularidad de que escribe desde el descreimiento, pero con un sentido profundo del misterio del mundo. Indaga en la realidad y es un poeta analítico tanto del ser como del lenguaje. Creo que desde "Oda en la ceniza", Bousoño hizo una obra poética importantísima, de magnitud no sólo española e hispanoamericana sino realmente europea".

"Para ser una personalidad intelectual de la potencia que era, España no fue justa con él, se le debería haber dado el premio Cervantes y otros de relevancia internacional. Para toda mi generación el deslumbramiento empezó a finales de los años sesenta cuando publica 'Oda en la ceniza'.