La COP21 se convirtió ayer, durante la sesión de apertura, en una tormenta de ideas. Un grupo de de 40 países pidió que se "reduzcan los 500.000 millones de dólares que se destinan anualmente a subsidiar los combustibles fósiles". Por su parte, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, propuso crear "una corte internacional de justicia ambiental para proteger los derechos de la naturaleza. Nada justifica que tengamos tribunales para proteger inversiones, para pagar deudas financieras, pero que no tengamos tribunales para proteger a la naturaleza y obligar a pagar las deudas ambientales", declaró. El presidente de Bolivia, Evo Morales, elevó a su vez la apuesta al afirmar que el capitalismo es "la fórmula más salvaje y destructiva de nuestra especie, convirtiendo todo en mercancía para beneficio de unos cuantos. La madre Tierra está acercándose al crepúsculo de su ciclo vital, cuya causa estructural corresponde al sistema capitalista, una fuerza arrolladora y destructiva en nombre de la libertad de mercado, de la libre competencia y de los derechos humanos",

El presidente ruso Vladimir Putin fue mucho más político y escasamente ideológico. Pidió un "acuerdo global, eficaz, equilibrado" y "jurídicamente vinculante que permita a las economías desarrollarse" mientras limita "dos grados" el recalentamiento global. Fijó los objetivos con claridad, indicó que no deberían tener efectos secundarios negativos sobre la economía y puso el acento en el concepto clave: un acuerdo vinculante.