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El olvido de la cultura tradicional

Los museos etnográficos, bajo mínimos

La Red regional, integrada por 14 centros de toda Asturias, recibe 23.000 euros del Principado, lo que le impide investigar, difundir el patrimonio y aumentar la formación

Los museos etnográficos, bajo mínimos M. P. A.

Decía Julio Caro Baroja, el gran maestro del estudio y la defensa de la cultura popular en España, que la identidad de los pueblos hay que buscarla en el amor. "Amor al país en que hemos nacido o vivido. Amar sus montes, prados, bosques, amar su idioma y sus costumbres, sin exclusivismos. Amor a sus grandes hombres y no sólo a un grupito de ellos. Amor también a los vecinos y a los que 'no son como nosotros'".

Poca querencia hay, sin embargo, hacia la tradición popular asturiana entre los responsables de apuntalar un patrimonio que se pierde o se desmorona y que sólo se custodia en los museos y centros etnográficos repartidos por toda Asturias. La Universidad de Oviedo, por otra parte, no tiene ningún departamento ni asignatura dedicada a la antropología o etnología, y la mayor parte de las investigaciones que se han hecho en los últimos años, exceptuando las del antropólogo asturiano y profesor de la UNED Adolfo García, han sido realizadas por profesores de universidades de la comunidad de Madrid.

"En vez de apoyarnos somos como un estorbo, trabajamos bajo mínimos", afirma María Teresa Lana, responsable desde 1997 del Ecomuseo de Somiedo (60.000 euros de presupuesto). "Te dan una migaja cuando necesitas una barra de pan, no reconocen la labor social y cultural que hacemos. Yo estoy haciendo un curso de marketing porque veo que lo necesito, pero me lo pago yo", apunta Alba Rodríguez, que lleva en el Museo de Quirós desde 1998 (35.000 euros de presupuesto). "Me gustaría que de una vez por todas las instancias culturales del Gobierno dieran la importancia que se merece a este patrimonio, estamos hablando de la cultura rural y si Asturias no tiene mundo rural es que no es Asturias", indica Gerardo Gutiérrez, presidente de la Fundación Museo Etnográfico del Oriente de Asturias (70.000 euros de presupuesto).

El nuevo equipo de la Consejería de Cultura, que lleva cinco meses, no ha querido pronunciarse sobre sus planes de futuro en este asunto. "No hay ninguna novedad, es un tema que todavía no se ha tratado", fue la respuesta a LA NUEVA ESPAÑA.

El apoyo de Cultura a estos museos hasta ahora consiste en la convocatoria de subvenciones anuales y una aportación de 23.000 euros, mediante convenio con el Ayuntamiento de Gijón, que pone idéntica cantidad, a la Red de Museos Etnográficos, creada en 2001 e integrada por catorce de ellos. A la hora de redactar este reportaje, la mayoría de los centros todavía no había recibido la subvención de 2015 -unos 6.000 euros en buena parte de los casos- y deben justificarla antes del 31 de diciembre. "Y hacer la justificación es casi como hacer una dispensa papal, por la gran cantidad de datos y papeles que nos exigen", señala Alba Rodríguez.

Asturias en el siglo XIX no tenía ningún museo. En 1970 sólo había tres: el Marítimo de Luanco (1948), el Arqueológico de Asturias, en Oviedo (1952), y el del Pueblo de Asturias, en Gijón (1968). Entre los años ochenta y noventa del pasado siglo, coincidiendo con tiempos de bonanza económica, se crearon veintiséis y a principios del año 2000 la cifra superaba los cuarenta. La mayoría son de carácter etnográfico y se hicieron con el objetivo de salvaguardar el patrimonio cultural de territorios que perdían población, industria, oficios y costumbres. Promovidos por ayuntamientos y asociaciones culturales, con apoyo de programas de la Unión Europea para el desarrollo local, también nacieron para atraer el turismo.

Prácticamente todos nacieron con dos problemas, que con el paso del tiempo se han ido agudizando: escasa dotación económica y una plantilla muy pequeña, integrada por una o dos personas, a veces con una situación laboral inestable y una formación escasa. Y muchos lo hicieron sin un plan museológico.

Catorce de ellos integran la Red de Museos Etnográficos. No están todos los que son, sólo aquellos que cumplen unos requisitos mínimos para considerarse tales, como tener una exposición permanente y un local adecuado, cumplir un horario de apertura, tener un responsable contratado y un presupuesto anual. La Red, según su coordinador, Juaco López, director del Museo del Pueblo de Asturias, se puso en marcha "para ordenar la situación de estos museos, coordinar actividades y realizar labores de apoyo, asesoramiento y colaboración".

Los inicios fueron buenos. Se hizo un plan director basado en un estudio previo de cada uno de los centros. "Las conclusiones no fueron muy halagüeñas, las plantillas de personal eran muy pequeñas, tenían poca formación y una situación laboral inestable; la mayor parte carecía de sala de exposiciones temporales, las medidas de seguridad y de control ambiental eran mínimas, muchos no tenían sus fondos catalogados y no existía una base de datos informática común", subraya Juaco López. El objetivo era potenciarlos como instituciones encargadas de proteger, estudiar y difundir el patrimonio etnográfico de Asturias. Las colecciones y el conocimiento científico eran los dos ejes fundamentales, y la Red debía dinamizar la formación. Para su realización, era indispensable disponer de medios humanos y económicos.

La Red se gestiona mediante un convenio que firman la Consejería de Cultura y el Ayuntamiento de Gijón. La aportación del Gobierno regional comenzó siendo escasa, 48.080 euros entre los años 2002 y 2004; en 2005 creció hasta los 129.000 euros. La crisis económica volvió a reducirla hasta los 23.000 euros de la actualidad.

Pese a ello, ha promovido la investigación en patrimonio inmaterial, antropología social, escritura popular y etnografía. También ha favorecido estudios de antropología social, realizados por profesores de las universidades Complutense y Alcalá de Henares, un folleto conjunto y exposiciones. "Nuestro mayor fracaso es no haber logrado que los museos tengan inventariados sus fondos en una base de datos informática común, que permita el intercambio de información", señala Juaco López.

"La Red es necesaria, indudablemente, si no estaríamos en un rincón. Sentimos que formamos parte de un conjunto, colaboramos entre nosotros, pero tenemos carencias muy claras y están relacionadas con la falta de financiación". José Ramón García López, director del Museo Marítimo de Luanco, sabe lo que son las estrecheces.

La institución, la más antigua de Asturias, estuvo a punto de cerrar hace dos años. La sostiene una fundación de la que forman parte el Ayuntamiento de Gozón, el Gobierno regional y los puertos de Avilés y Gijón. El municipio pone 120.000 euros de los 195.000 de presupuesto anual; la aportación del Principado es de 20.000 euros.

"Tenemos muchas necesidades, una de las más claras es el de las visitas guiadas. Nuestro museo tiene muchísimas piezas y sin que te orienten la visita no es cómoda. Una solución serían los audioguías, pero no tenemos dinero. Tampoco podemos publicitarlo o hacer unos folletos", añade.

Pese a los problemas, el Museo Marítimo, con cinco personas en plantilla, ha editado 22 publicaciones, tiene todas las piezas documentadas, catalogadas y registradas. "Los patronos, exceptuando el Principado, se han portado de manera extraordinaria en estos tiempos de crisis, porque nunca dieron un paso atrás, pero Gozón es un Ayuntamiento pobre y está haciendo un gran esfuerzo para mantener esos 120.000 euros, creo que debería ser suplido por nuestro Gobierno", apostilla José Ramón García López.

Gerardo Gutiérrez considera bueno que exista la Red, "pero con el presupuesto que le dan no se puede hacer nada". El presidente da la Fundación Museo Etnográfico del Oriente de Asturias considera que para que un centro de esas características cumpla sus tres funciones fundamentales -investigación, difusión y formación- es imprescindible dotarlo de medios. "El problema de base es que en un momento dado los responsables apostaron por la cultura moderna, construyendo la Laboral y el Niemeyer, que no digo que no tengan que existir, pero siempre que no resten financiación a las otras instituciones. Esos dos monstruitos nos dejaron sin dinero".

Si hay un museo que dinamizó el territorio y la comarca cuando fue creado por José Naveiras Escanlar, Pepe el Ferreiro, es el Etnográfico de Grandas de Salime, apoyado con decisión por el Gobierno de Pedro de Silva. La institución languidece, a la espera de que finalicen los trámites de la liquidación del Consorcio que lo gestionaba, por la decisión del alcalde de la localidad, Eustaquio Revilla, de abandonarlo. "Hasta que no terminen este proceso no se avanzará en un nuevo modelo de gestión", señalan fuentes de la Consejería de Cultura, que no descartan que acabe siendo gestionado por la Sociedad Pública de Gestión y Promoción Turística y Cultural del Principado de Asturias (antigua Recrea). El museo tiene un presupuesto de 198.000 euros.

"La financiación de la Red casi es para sonrojar y, pese a ello, salen bastantes cosas adelante. Todos los objetivos pasan por la financiación, sin ella es imposible", afirma la directora del museo, la arqueóloga Susana Hevia. Tal vez por eso y tras acoger dos de las exposiciones itinerantes de la Red, Hevia ha optado por realizar muestras con piezas propias. En la actualidad, el Museo de Grandas exhibe la titulada "Trabajar la madera. Tornos y otras máquinas-herramientas de los fondos del Museo". "A veces es bueno sacar los materiales que tenemos en los fondos, aprovechamos para intervenir y conservar y mostramos la colección que no está expuesta", explica.

Los que tienen poca colección, como en el caso del Ecomuseo de Somiedo, con dos sedes -en Veigas y Caunéu-, utilizan vídeos o fotografías, que explican las brañas, la vida de los vaqueiros de alzada y las casas de teito. "Necesitaríamos un programa informático para el tratamiento de los fondos y una base de datos como la que tiene la Red de Bibliotecas Públicas. Nuestra Red está bajo mínimos. Todos queremos que exista, pero necesitamos que responda a las necesidades", dice María Teresa Lana.

"El año pasado, en la reunión anual de la Red, propusimos que se hicieran cursos de formación en el Instituto Adolfo Posada y hasta ahora. Funcionó mejor de lo que lo hace ahora, pero creo sinceramente que es por falta de apoyo institucional y económico", señala Alba Rodríguez, del Museo de Quirós, una institución singular que se levanta sobre unos antiguos altos hornos de fundición del siglo XIX, símbolo de la industrialización del concejo.

En los próximos meses, la Red presentará el trabajo de investigación "El agua en la vida cotidiana. Fuentes y lavaderos de Asturias", y ya ha colgado de la página web el volumen VI del "Atlas Sonoru de la Llingua". "La investigación, de momento, se ha terminado. No hay dinero", señala Juaco López.

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