Los neandertales de la cueva de El Sidrón hacían las conquistas femeninas fuera del grupo familiar en el que residían. Esta costumbre pudo probarse gracias a la genética, ya que los estudios de ADN de los restos óseos de los once individuos localizados en el yacimiento asturiano desvela un parentesco familiar que prueba la pertenencia del grupo a tres ramas maternas diferentes.

La lectura que hacen de estos resultados los expertos se centra en la movilidad de las mujeres. Serían ellas las que abandonaban el grupo llegada la edad de procrear y eran los hombres quienes se encargaban de buscar pareja entre los integrantes de otros grupos, lo que se conoce como patrilocalidad. Esta práctica de incorporación femenina al grupo, que se ha observado en otras poblaciones, tenía como finalidad evitar la endogamia y con ella las enfermedades derivadas de la baja diversidad genética, que finalmente acabaría poniendo fin a la especie que vivió en las inmediaciones de Piloña hace 49.000 años.

De "La familia de El Sidrón. Reflexiones desde la antropología social y cultural" habló, ayer, en el Museo Arqueológico de Asturias, Fe Santoveña, doctora en Historia por la Universidad de Oviedo (línea de antropología social y cultural).

Para Santoveña los neandertales supondrían ese escalón temporal donde se podría observar el proceso "tener una familia, tener una sociedad, tener una cultura". Partiendo de la teoría de Lévi- Strauss sobre el principio del tabú del incesto y de la alianza como forma de estructurar la familia, opina que el grupo de El Sidrón "permite pensar que ya existiese en aquella sociedad un tabú del incesto y, por tanto, un intercambio de mujeres que llevaría a la formación de familias organizadas en torno al patrilinaje".

Para Santoveña, a partir de los estudios genéticos se puede teorizar que los hombres de neandertal "se organizaban socialmente de acuerdo a estructuras familiares que nos resultan afines". La genética es el apoyo fundamental para establecer esos lazos familiares y conocer la organización del grupo es, a su juicio, "la base que permite indagar sobre el hecho de que fuesen organizaciones familiares de patrilocalidad y patrilinaje", afirma.

La especie neandertal alcanzó su máxima expansión entre hace 60.000 y 45.000 años. A partir de ahí, coincidiendo con una etapa máxima de frío, comienza a desaparecer de algunas regiones europeas y a retirarse hacia el Sur. La baja densidad demográfica y la escasa diversidad genética la abocaría a la extinción.