El presidente de la Cumbre del Clima de París y ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, afirmó ayer que hoy "estará en condiciones" de presentar un acuerdo que está "seguro" de que será aprobado por las partes. El ministro francés señaló que el texto aprobado "será un gran paso adelante para el conjunto de la Humanidad".

"Ya casi estamos al final del camino y soy muy optimista, el trabajo preparatorio ha sido muy bueno", aseguró Fabius, que tras una larga madrugada de negociaciones anunció que el texto no estaría listo hasta hoy a las 9 de la mañana, retrasando un día su anuncio.

Francia ha extremado en las últimas 48 horas los esfuerzos diplomáticos para cerrar disputas y lograr un acuerdo universal de lucha contra el calentamiento. Tras la presentación en la noche del jueves de un nuevo borrador, Laurent Fabius dio un par de horas a los negociadores para que lo estudiaran y los convocó a consultas en "modo Indaba", método de reunión en mesa redonda muy común en las cumbres climáticas cuando las cosas se ponen difíciles desde la conferencia de Durban (Sudáfrica), en 2011.

Por segunda noche consecutiva, las negociaciones se extendieron hasta cerca de las seis de la mañana y giraron en torno a los tres temas que entorpecen el entendimiento: la ambición del futuro pacto del clima, la diferenciación entre países desarrollados y en desarrollo al asumir responsabilidades y la financiación de estos últimos.

Así lo explicó a "Efe" el ministro de Ambiente peruano y "mano derecha" de Fabius en las negociaciones, Manuel Pulgar Vidal, quien indicó que, de entre todos los temas "espinosos, el de la diferenciación entre desarrollados y en desarrollo es el aspecto clave que divide a los países".

A favor de marcar con más fuerza esa diferenciación se pronunció el Grupo de Países en Desarrollo con Ideas Afines (LMDC, por sus siglas en inglés), del que forman parte países como China, la India, Indonesia, Irán, Malasia, Sudán y Vietnam, y muy respaldado también por Arabia Saudí y Rusia. La Unión Europea (UE) y Estados Unidos se oponen a que países en desarrollo con muchas emisiones no revisen sus contribuciones a un nivel similar al de los desarrollados.

El último borrador del acuerdo diluye las metas concretas de reducción de emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Del texto se han eliminado las opciones que fijaban para 2050 recortes de entre el 40% y el 95% de las emisiones respecto a 2010. Ahora se apuesta por una fórmula menos concreta: lograr la "neutralidad de las emisiones en la segunda mitad del siglo". Se reconoce también que se debe alcanzar un pico en las emisiones -para lo que los países en vías de desarrollo tendrán más tiempo-, para luego empezar a reducirlas. Ésta es la fórmula por la que apuesta China, que prevé aumentar sus emisiones hasta 2030.