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Aparicio: "Oviedo y Gijón, por igual, lideran el circuito artístico en Asturias"

El historiador, autor de una tesis sobre las galerías de arte, sitúa el inicio de la actividad en 1918 con el bazar Casa Masaveu y el de Benigno Piquero

Juan Carlos Aparicio. LUISMA MURIAS

"Hay una bicefalia clarísima entre Oviedo y Gijón en lo que respecta al circuito artístico de las galerías en Asturias, ninguna de las dos tiene más protagonismo que la otra", afirma Juan Carlos Aparicio Vega, doctor en Historia del Arte y autor de la tesis "Galerías de arte en Asturias (1918-2005): espacios y promotores". El trabajo, en el que el historiador ha invertido diez años y que ha sido dirigido por Javier Barón Thaidigsmann, jefe de conservación de la pintura del siglo XIX del Museo del Prado, se presentó la semana pasada en la Universidad de Oviedo. "He intentado rescatar muchísima documentación, que sigue sin llegar a las bibliotecas y museos y que es fundamental para este tipo de estudios", afirma.

"Mi objetivo ha sido dibujar un panorama detallado de todos los espacios, hechos artísticos, exposiciones, coleccionismo, operaciones de compraventa y liquidación de estudios de artistas, así como poner cara a todos los protagonistas, que a veces no se valoran porque se cree que sólo regentan negocios cuando la realidad es que aportan un gran dinamismo cultural", indica.

Aparicio sitúa el inicio de su estudio en 1918, en el salón creado por la Casa Masaveu y dirigido por Martín Masaveu en el que hacían exposiciones y catálogos, y la prensa daba cuenta de ello. Paralelamente, en Gijón, Benigno Piquero hacía algo muy similar. "En la calle Cimadevilla de Oviedo nace el comercio artístico en Asturias", subraya.

Es después de la guerra, en los años cincuenta, cuando el circuito artístico madura. Y de entre todos los nombres y salas, el investigador cita a los dos más representativos: Eduardo Suárez Díaz, que funda Altamira en Gijón en septiembre de 1958, y Francisco Cimadevilla, padre del ceramista Manuel Cimadevilla, que crea en noviembre de ese mismo año Cristamol en Oviedo. "A finales de los cuarenta, en Gijón se hicieron famosos los salones de Navidad, y en 1953 el Ateneo Jovellanos empieza a apostar por la modernidad artística", indica.

En esa mitad del siglo XX, cuando Oviedo empieza a recomponerse, se produce un hecho artístico determinante, en opinión del autor, que es la creación de la tertulia Naranco, fundada por el periodista Juan Ramón Pérez Las Clotas e integrada por un grupo de profesionales, periodistas y funcionarios que supieron aglutinar no sólo a artistas y escritores, también a instituciones como la Diputación y la Universidad. La tertulia, que se reunía en el café Cervantes, organiza exposiciones y tiene una página en LA NUEVA ESPAÑA. Hacen, por ejemplo, la exposición de artistas asturianos en homenaje a Evaristo Valle en 1954.

"En esta década, en 1956, la Caja de Ahorros de Asturias inaugura el centro cultural de la plaza de la Escandalera, moderno y rompedor, con una exposición sobre la joven pintura española. Y hay un nombre muy importante, Felipe Álvarez Santullano, que primero adquiere experiencia en Oviedo y después se traslada a Madrid, donde sería director artístico de Biosca cuando lo deja Juana Mordó".

Carmen Benedet en Oviedo, con la galería que lleva su nombre, y Eduardo Vigil en Gijón, con Atalaya, son los dos galeristas más significativos de los sesenta. "Antes de crear su propia galería, Benedet aprendió el oficio en Madrid con gente como Amparo Martí y Carmen Abril. La sala la diseñó Vaquero Palacios, uno de los grandes artistas del siglo XX, y aunque era un espacio modesto trajo al circuito asturiano el arte madrileño y mucha obra gráfica, en la que es una experta", apunta. Benedet conserva un archivo de arte contemporáneo que, según Juan Carlos Aparicio, es fundamental para el estudio del arte español de más de medio siglo.

En lo que respecta a Gijón, en 1964 Eduardo Vigil, que ya había regentado la sala Estela y era marchante de Evaristo Valle, inaugura Atalaya, en la que exponen artistas como Camín, Antonio Suárez y Gonzalo Juanes. Con el paso de los años, en los ochenta, traspasaría a Amador Fernández el espacio, con librería incluida, convertido hoy en la actual Cornión.

En los años setenta, Tassili en Oviedo, fundada por José Antonio Fernández Castañón, que años después dirigiría el Museo de Bellas Artes de Asturias, y Tantra en Gijón, de Carmen Suárez Cortina, realizaron un papel fundamental. "Tassili, diseñada por José Antonio Menéndez Hevia, un genio del interiorismo, consiguió que los artistas asturianos se identificaran con ella y fue lugar de encuentro".

En los ochenta el protagonismo es gijonés, con la ya citada Cornión, a la que Amador Rodríguez lleva a artistas de su generación, con Pelayo Ortega como referencia, y la sala Durero, de Miguel Ángel García Guerrero, "hombre siempre discreto que se ocupa mucho de los artistas". Durero expuso mucha obra sobre papel de pequeño formato, recuperando a artistas como Luis Fernández y Aurelio Suárez.

García Guerrero, padre de Bruno Trelles, que acaba de abrir un espacio en Gijón, fue socio fundador de la sala ovetense Vértice, la protagonista de la década de los noventa. Dirigida inicialmente por Celia Álvarez, enseguida se incorporaría Luis Hernando. Su segundo local, en la calle Marqués de Santa Cruz, fue un magnífico espacio que llegó a alcanzar gran nivel artístico. Otras apuestas minoritarias pero interesantes fueron las de Paraíso en Oviedo y Luzernario en Gijón. En la primera década del siglo XXI, Espacio Líquido, en Gijón, dirigido por Nuria Fernández Franco, "llegó a tener gran personalidad", según Aparicio. "Las galerías asturianas tuvieron un buen nivel y tenían al frente gente importante y bien formada, pero no traspasaron el muro de Asturias. Ahora mismo el panorama se está redibujando, hay espacios y personas muy interesantes", dice el historiador.

Aparicio plantea una reivindicación y un ruego: "Oviedo necesita una sala de exposiciones programada por profesionales y bien ubicada. Y pediría a las galerías que guarden y archiven su propia documentación. Y que la gente no tenga miedo a entrar en esos espacios".

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