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Fiesta a la luz de las velas

El cálido encanto de las candelas regresa por Navidad, y este año lo hace de la mano de composiciones que incluyen vegetación y piezas decoradas con pinturas y purpurinas

Bolso Gucci Dionysus.

Luces y brillos juegan un papel especial en la decoración para estas fechas. Las tendencias de este año se centran en el empleo de velas decoradas con pintura o mezcladas con vegetación, en la que no faltan las piñas, ramas de pino, muérdago, acebo y, por supuesto, las clásicas guirnaldas artificiales, que logran efectos sorprendentes. Para Nochevieja, la próxima celebración en el calendario, merece la pena decorar la mesa y el salón con estos elementos, que desde su sencillez desprenden mucho encanto.

Las velas son uno de esos raros ejemplos de objetos que, lejos de haber muerto por la presión de la luz eléctrica, cada vez disfrutan de mayor auge. Hasta las firmas de moda lanzan sus propias colecciones de velas aromáticas para la casa. Lo de menos es la luz. Importa la intencionalidad.

Una mesa con velas crea un ambiente de confianza, propicio para una buena conversación en torno a la cena. Los candelabros de plata o porcelana son una de las versiones más sofisticadas de soporte para las velas, sin olvidar posibilidades más chic, como los veleros de cristal tallado de Tiffany, Lalique o Christofle.

Las velas comenzaron a fabricarse en el siglo IX. Antes la luz para las veladas se obtenía de ­teas, astillas resinosas de pino y candiles o lámparas de aceite. También se necesitaban soportes, que fueron básicamente los veladores (soportes de velas), los candeleros (portadores de una sola candela), los candelabros (portadores de dos o más candelas) y las lámparas (palabra importada del griego). En la basílica de San Juan de Letrán, en Roma, donada por Constantino el Grande a la Iglesia, el número de puntos de luz (aún no eran velas entonces) que soportaban los lampadarios del templo era de 8.700. No hará falta tanto para dar esplendor a la casa en estos días. Bastará con unas cuantas velas estratégicamente colocadas.

Una velada "comme il faut".

Una celebración en toda regla jamás puede quedar apagada por la luz eléctrica. Si queremos que en esa cena se evoque el misterio de la luz, que es uno de los símbolos de la Navidad, se impone otorgar a las velas su cuota de protagonismo. Para que luzcan como nunca, pueden pintarse con pinceles o con hisopos y palillos, diseñando formas. Otra opción es marcar una franja de la vela con dos tiras de cinta, separadas entre sí por unos dos centímetros, y luego pintar con un pincel, siempre desde fuera hacia dentro. El resultado es espectacular.

Azul cobalto sobre cerezo.

Por muy temáticos que parezcan, los manteles llenos de muñecos de nieve, figuras de Papá Noel, estrellas y campanillas no son nada glamurosos. Es más, la última moda en decoración de mesas aconseja emplear individuales sencillos, de hilo o algodón, sin demasiados bordados, que no resten protagonismo a mesas como la de cerezo que aparece en la imagen. La vajilla azul cobalto -la de la imagen es un modelo de Vista Alegre- y las copas de Bohemia ponen el toque sofisticado, junto a las flores, que nunca deben ser perfumadas en exceso. Colocar las servilletas sobre los platos o servir el agua directamente de la botella está prohibido.

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