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El joven compositor ovetense Gabriel Ordás lleva su música a EE UU y Rumanía

Tiene 16 años, estudia en el Instituto Aramo, ultima una ópera y en febrero se estrena una pieza suya en Indiana

Gabriel Ordás, en la mañana de ayer, en Oviedo. LUISMA MURIAS

El compositor ovetense Gabriel Ordás tiene 16 años recién cumplidos y acaba de ver cómo en Rumanía se interpretaba "Entornos", una de sus obras. Hace unos meses, en Estados Unidos, en la Universidad de Indiana, se produjo el estreno absoluto de otra pieza suya, y en febrero volverá a darse un estreno mundial, allí mismo, de una tercera obra de su factura. Asimismo, está terminando una ópera.

La ciudad rumana de Craiova fue escenario de la primera cita europea de Ordás, el día 11 de este mes. La obra "Entornos" se había estrenado el 23 de enero en Oviedo, con el maestro Marzio Conti al frente de Oviedo Filarmonía. Tiene una duración de quince minutos. En Craiova el turno ha sido para la Orquesta Filarmónica Oltenia, conducida por la madrileña Isabel López Calzada. "Me enteré ya en marzo, cuando estaba en el instituto, que iban a interpretarla. Me mandó un mail mi padre y pegué un bote", comenta el joven compositor.

Conectaron con él a través de la SGAE. "La directora buscaba compositores jóvenes para meterlos en un programa español. Preguntó, le dieron mi opción y eligió la partitura. Fue un concierto dedicado a la música española. En el cartel estaba con todos los grandes, Falla, Chapí, Bretón, Turina. Yo casi en primer lugar, terrible".

Antes se había producido una cita clave en Estados Unidos, en la Universidad de South Bend, donde es catedrático el compositor ovetense Jorge Muñiz, que dirigió la interpretación de la orquesta universitaria en el estreno mundial de "Estudio de colores". Ordás la escribió en un curso, en Covadonga, durante el verano de 2014. Repasa una paleta de texturas. Es una pieza de estudio. No es programática ni descriptiva. Es para pequeño ensemble: flauta, clarinete, violín, chelo, percusión y piano. Tiene una duración de diez minutos.

"Entornos" la compuso en 2012. Fue su primera obra sinfónica atonal. Tenía en el haber ya un trío como avanzadilla de esa naturaleza armónica.

El estreno absoluto de "Estudio de colores" será inmediatamente seguido, también en Indiana, por otra primicia en el mes de febrero, una obra que se titula "Evolución conceptual", para un ensemble aún más pequeño: flauta, clarinete, percusión y piano. Dura seis minutos y también es atonal. En todas estas obras Gabriel Ordás parte de una forma cercana a la sensibilidad clásica que desarrolla de forma abstracta y después pasa a las vanguardias buscando otras conexiones y enlaces.

El joven compositor estudió en el Instituto Fleming de Oviedo y ahora en el Aramo, donde hace el Bachillerato Artístico Musical. Cursa, asimismo, dos especialidades en el Conservatorio. Violín, ya en sexto, el último de grado medio, y cuarto de piano. Y además estudia composición con Fernando Agüeria, director del Conservatorio Superior, que "me ayuda en todo lo que puede". Está en permanente contacto con Jorge Muñiz, catedrático de Composición en Indiana.

"Mi padre me regaló una libreta de pentagramas. Una libreta en blanco. Tenía 6 años. Y empecé a escribir música. Bueno, con 3 años ya me ponían esquemas rítmicos. Al principio me interesaba muchísimo el Barroco. En casa me inculcaron Mozart, pero me fui a Bach en cuando pude. Estudié armonía, contrapunto y fuga con Fernando Agüeria". El director del Conservatorio le mandó comprar "un libro de armonía del siglo XX, de Persichetti, y allí aparecía como ejercicio específico una obra para dos clarinetes y clarinete bajo; me atreví a hacer algo atonal. Me pidió Fernando que la desarrollará y apareció 'Dibujos', mi primera obra atonal. La hice con 11 años. Tenía otras antes en un estilo Barroco o Romántico, muy infantiles. Incluso tenía un concierto para violín".

La orquesta de la Escuela Municipal de Música le estrenó en el auditorio de Oviedo una obra para cuerda, muy barroca, titulada "Dúo". Es para violín y cuerda. "Fue mi primer estreno". Culminaba "decenas de obras tonales; tengo cinco libretas llenas de garabatos".

Gabriel Ordás prioriza la música sobre otras actividades. "Le dedico muchas horas. Voy a nadar por un problema de escoliosis y a un gimnasio con un entrenador. Tengo que cuidar el cuerpo. Después, o toco el violín, o toco el piano o estoy componiendo. Y leo mucho. Últimamente, teatro de vanguardia, desde que me regalaron 'Esperando a Godot'. Lo leí después también en inglés y lo pude disfrutar aún más. Quise utilizarlo como libreto para una ópera, pero no logré entenderme con los herederos".

No se desanimó por eso. "Llevo más de la mitad de una nueva ópera con libreto de Carla Sampedro. Trata de una relación entre una madre y una hija. La madre es asesinada por quien ama a su hija. Es un asunto de chantajes. Uno el teatro griego clásico, el romanticismo y la vanguardia. Llevo desde febrero en eso".

Ordás tiene registradas en la SGAE cerca de cuarenta obras. "Compongo dándole muchas vueltas. Con ordenador. Me gusta escribir a mano, pero me lleva el doble de tiempo porque hay que pasarlo a ordenador, que, en todo caso, es incómodo para partituras grandes que no caben en la pantalla. Compongo con la cabeza porque con los dedos no es buena cosa. Con el piano compones limitando lo que la cabeza quiere. Limitado por los dedos. Prefiero con la cabeza y que los dedos lo estudien después".

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