Era septiembre de 1990 y David Bowie tenía cuarenta y pico años. Curiosamente un verano de ensueño en la cosa rock. Iniciaba la parte española de la gira "Sound and vision", que iba acompañada con una colección de singles maravillosos editados meses antes para calentar ambiente. Bowie traía una superbanda, con Adrian Belew ("King Crimson") al frente. Verano de ensueño porque, meses antes, había estado Tina Turner en El Molinón, en pleno sofocón del Mundial de fútbol. Curiosamente coincidieron en Gijón dos artistas vinculados: Bowie había rescatado a Tina en los ochenta y cantaban a menudo a dúo "Tonight".

Bowie llegó la noche anterior, ya entrada la madrugada, al hotel de la Reconquista de Oviedo para pernoctar y, al día siguiente, poner en marcha su sesión en el hipódromo de Las Mestas. Espera larga para los periodistas y cazaautógrafos. Finalmente una furgoneta oscura con los cristales tintados llegó a la entrada del hotel. Ese tipo de "furgos" todavía impresionaban en aquel entonces. Lo dicho, cuatro gatos esperando con el temor de que o se colaba por el garaje o que el mazo de hombre que le acompañaba para espantar fans y demás seres dejara el "campo libre". Pero no, el Duque salió, atendió a las preguntas y, a pesar de la hora, mostró una imagen como un pincel. Al día siguiente sólo hubo un defecto: el concierto supo a poco (duró hora y media) y, cierto es, el público tardó en reaccionar. Comenzó con la adaptación de la "Novena sinfonía" de Beethoven hecha por Walter Carlos para la película "La naranja mecánica", de Kubrick. Pero enseguida asomaron los acordes de "Space Oditty" (1969). Le siguió "Rebel rebel" (1974), "Ashes to ashes" (1980) y "Life on Mars" (1973). Y así single tras single, éxito tras éxito, época tras época, hasta llegar a lo más cercano de entonces "Let's Dance", que puso el baile en el público. Pulcro, como era él en escena, y perfecto para cerrar aquel verano. Por cierto aquella noche de espera poco antes apareció Falcão, el mítico jugador que se estrenaba como seleccionador brasileño también en Gijón.

Bowie presentó a finales del verano de 1990 la gira "Sound and vision" en el hipódromo de las Mestas de Gijón. El cantante repasaba entonces lo más granado de sus éxitos de dos décadas largas.