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Balenciaga, hilvanado a Guetaria

El museo dedicado al modisto en su localidad natal recorre su vida y obra a través de los trajes que hicieron historia para nobles, burguesas y reinas

La novia regia. El traje de novia de Fabiola, de 1960, cambió la moda nupcial.

A principios del siglo XX una regia dama descendía de su tílburi para oír misa en la iglesia de San Salvador de Guetaria. Cerca, Cristóbal Balenciaga Eizaguirre, un niño guapo y delgado, nacido en 1895, hijo de pescador y modista, la miraba fascinado por cada pliegue de aquellos vestidos y sombrillas de encaje.

Ella era Micaela Elío y Magallón, marquesa de Casa Torres, bisabuela de la reina Fabiola de Bélgica y descubridora del talento del genio de Guetaria, plasmado en trajes, hoy recogidos en vitrinas y salas de cristal y acero del Balenciaga Museoa. El soberbio espacio contemporáneo de cristal y acero es obra del equipo AV62 Arquitectos. Guetaria lo enseña con orgullo, pegado al palacio de Aldamar, donde la marquesa enseñó al pequeño Cristóbal los armarios que le abrieron las puertas a la alta sociedad, a un lujo exquisito, tan diferente del suyo.

En la villa ballenera, patria de Juan Sebastián Elcano, ni siquiera el navegante tiene un museo como el de su paisano. Los vecinos hablan con emoción de Balenciaga. Lo nombran con ese acento guipuzcoano que nunca perdió el genio. Cristóbal, que osó rechazar la dirección de la Casa Dior a la muerte de Monsieur Christian, tenía fama por hacer vestidos más bellos por el reverso que por el anverso.

Para muestra, el traje de novia de Fabiola de Mora, una joya en satén duquesa, de la casa suiza Abraham, y visón blanco, restaurado por Lorenzo Caprile para exhibirlo en la Fundación Balenciaga. Cuenta Sonsoles Díez de Rivera, hija de la marquesa de Llanzol y miembro de la Fundación Balenciaga, que hubo que ponerle trocitos de visón porque Fabiola quitó algunos para usarlos en otras prendas. La cola manto cae desde los hombros, inspirada en las batas del siglo XVIII o "robes a la Watteau" o "andrienne", con pliegues huecos en la espalda. Es uno de los tesoros del museo, no el único. En salas perfectamente organizadas por etapas creativas, con amplitud para escrutar las piezas, se despliegan 1.600 obras de arte, la mayor colección de "balenciagas" del mundo. Los vestidos proceden de todo el orbe. Entre ellos están la chaqueta en tul de seda bordada y el vestido en raso duquesa de seda, hechos en París en 1959 para Mona Bismarck, con bordados de François Lesage. La filántropa americana Rachel Lambert Mellon (Bunny), hija mayor del presidente de Gillette, fue otra gran clienta que donó parte de su vestidor. El vestido de cóctel en satén azul estampado con decoración de candelieri de color dorado, de 1957, muestra la falda globo creada en 1950. El tejido, estampado por Brossin de Méré, denota el interés del maestro por los tejidos con cuerpo. Balenciaga aprendió a coser con su madre, Martina ­Eizaguirre. Era un arquitecto que tijeras en ristre trabajaba las telas como si fuesen planos.

En 1917 puso su primera tienda en San Sebastián. La reina María Cristina y la infanta Isabel Alfonsa aprovechaban el veraneo para encargar trajes. Las imitaron otras damas madrileñas. Murió en 1972 sin imaginar su museo, pero con la retina llena de los blusones amplios de los hombres del mar que le inspiraron volúmenes inimitables.

Balenciaga se ha quedado cosido a Aldamar, desde donde se divisa el monte de San Antón, el Ratón de Guetaria que recuerda las faldas que cortaba el maestro.

El retrato de Fabiola, en un lugar de honor

Fabiola de Mora y Aragón vistió de Balenciaga antes y después de casarse con el rey Balduino de Bélgica. Al diseñador, que adoraba a las mujeres de aquella familia que tanto le ayudó, le habría gustado ver que el retrato de una joven Fabiola pintado por Nazario Montero Madrazo, el último de la conocida estirpe de pintores de la familia Madrazo, señorea una de las salas del museo, con fondo rosa chicle y luz tenue, con un aura casi mágica. El encargo fue hecho por el Ministerio de Asuntos Exteriores, en 1960, con motivo del enlace real. La nieta de la marquesa de Casa Torres se muestra vestida con una creación de Balenciaga, al igual que el día 15 de diciembre de ese mismo año, en la iglesia de San Miguel y Santa Gúdula, en Bruselas.

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