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Música para explorar la memoria

La psicóloga asturiana Irene Alonso forma parte de un grupo de trabajo que estudia las conexiones cerebrales que permiten aprender y recordar canciones

Irene Alonso, en una fotografía tomada en Nueva York.

Un estudio en el que participa la doctora en Psicología Irene Alonso Fernández -"una asturiana nacida en Mallorca", como ella misma se define-, desarrollado en colaboración con la Universidad de Nueva York, ha puesto de relieve el potencial de la música en el estudio de las funciones del cerebro humano. El trabajo, publicado en la prestigiosa revista "NeuroImage", revela las conexiones cerebrales que permiten aprender y recordar canciones. "Es investigación básica, un pasito más para entender todos estos procesos cerebrales tan complejos. Ahora sabemos que profundizando en las bases neuronales de la memoria para canciones, podemos contribuir al desarrollo informado de actividades de estimulación cognitiva basadas en la canción", declara a LA NUEVA ESPAÑA.

A Irene Alonso, que tiene estudios de grado medio de viola y fue integrante de la Orquesta Sinfónica de Siero (OSA), siempre le interesó la relación entre música y cerebro. De hecho, realizó su tesis sobre la memoria musical. "Me preguntaba cómo podemos procesar este tipo de información, sobre todo la memoria musical", explica.

Según el estudio, realizado con veintidós personas sin ningún problema neurológico, la integración de la letra y la música de una canción en la memoria depende de tres componentes: integración verbal; integración auditivo-motriz, responsable del contexto temporal y rítmico, y fusión de letra y melodía.

"Lo que vemos es que se activan diferentes zonas cerebrales en relación con estos componentes, en particular el hipocampo, que sería el responsable de la fusión de la letra y la melodía en la memoria, con un mayor papel cuando ambos elementos de la canción se presentan de forma separada. En el ámbito visual se ha estudiado ya con el aprendizaje de objetos en un escenario diferente, pero en el auditivo no se había estudiado tanto", explica Irene Alonso.

Las conclusiones son fundamentales para ayudar a comprender el papel de la memoria en enfermedades de deterioro cognitivo, como el alzheimer. El equipo investigador, según la psicóloga asturiana, trabaja ahora con pacientes que tienen lesiones específicas en el hipocampo, como los que padecen epilepsia en el lóbulo temporal. "Mediremos también la memoria para la letra y el contexto melódico y trataremos de ver si el hipocampo es necesario o no para generar esta memoria y si hay diferencias entre el derecho y el izquierdo", indica.

El objetivo, a largo plazo, es "comprender mejor cuáles son las bases neuronales que nos permiten memorizar canciones, generalizar una estimulación cognitiva de áreas concretas que nos pueden interesar. Ahora hay mucho interés en la comunidad científica con los enfermos de alzheimer de ver cómo se pueden utilizar las canciones, porque se dice que los que padecen la enfermedad en fase avanzada evocan parte de su pasado con la música, y todavía no se sabe muy bien por qué mecanismos ocurre, si es una cuestión emocional o intervienen otros componentes". Licenciada en Psicología por la Universidad de Oviedo y doctora en Psicología por la Universidad de Lille (Francia), Irene Alonso ha desarrollado sus investigaciones en el Centre de Neuroimagerie de Recherche (CENIR) del Institut du Cerveau et la Möelle Epinière (ICM) de París. A través de una beca "Marie Sklodowska-Curie" tuvo la oportunidad de entrar en la red de investigación Europe Brain and Music Initial Training Network, cuyo objetivo principal es la evaluación del potencial de la música en la rehabilitación de problemas neurológicos.

"La oportunidad de trabajar con técnicas de neuroimagen es bastante difícil porque son caras, pero son las que te dan más información porque te permite acceder no sólo al comportamiento sino conocer ese componente biológico que está detrás del comportamiento", subraya.

Nacida en Inca (Mallorca), donde vivió sólo sus primeros tres años, hija y nieta de asturianos -"mis dos abuelos son mineros", dice-, Irene Alonso, de 28 años, se considera asturiana. "He crecido en Asturias y allí donde voy llevo a Asturias por bandera".

En la dedicatoria de su tesis se puede leer "porque una sexta mayor siempre me recuerda de dónde vengo", en clara referencia al himno de Asturias. Y en el capítulo de agradecimientos utiliza la lengua autóctona con una cariñosa dedicatoria: "Esti trabayu ye pa la mio güelita, por deprendeme lo que ye ser muyer y les torgues de selo: denguna".

Irene Alonso reside ahora en Oviedo. Avanza en algunos artículos, piensa en entrevistas para posibles trabajos en Estocolmo y Canadá, pero lo que de verdad le gustaría es quedarse en su tierra. "Depende un poco de que consiga una beca 'Juan de la Cierva' para posdoctorados. En ese caso trabajaría en el grupo de neurociencia cognitiva de la Facultad que dirige Fernando Cueto.

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