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Legazpi indaga en la condición humana

Cuarenta años después de su última muestra en Oviedo, el artista participa con 20 obras en un proyecto universitario

Legazpi indaga en la condición humana

"Bily Conejo en los límites de la marginación" es un proyecto de la Universidad de Oviedo que devuelve a José Legazpi a la ciudad. Casi cuarenta años después de su última exposición en la capital del Principado, el pintor y escultor, afincado en San Esteban de las Dorigas (Salas) regresa con una veintena de piezas a la sala de exposiciones del edificio histórico de la Universidad. La inauguración de la muestra será está tarde, a las 19 horas.

Comisariada por las profesoras de Historia del Arte Soledad Álvarez y Ana María Fernández, es además un proyecto didáctico en el que participan los estudiantes del grado de Arte, encargados del montaje, visitas guiadas y todo lo que supone gestionar una exposición. El proyecto es parte del trabajo práctico de la asignatura e incluye dos encuentros con el autor en una especie de taller abierto al público, que se celebrará los días 3 y 10 de marzo, en el Aula Magna.

José Legazpi, artista de largo recorrido y autor de la estela que LA NUEVA ESPAÑA entrega a los galardonados con el "Asturiano del mes", no conserva en la memoria la fecha de la última vez que expuso en Oviedo, pero calcula que hará unos 40 años. En la década de los setenta presentó sus trabajos en tres galerías hoy desaparecidas, Nogal, Benedet y Tassilli. Después sus vínculos artísticos con Oviedo se fueron diluyendo hasta llegar a hoy. Gijón tuvo más suerte: en junio de 2013, presentó en la galería Cornión "Iconogramas", una veintena de esculturas y relieves con el asunto de la soledad como fondo.

La muestra que se inaugura esta tarde en Oviedo incluye una veintena de relieves u obras de pared sobre fondo neutro con las que aspira a demostrar que el arte es también transmisor de información. "El artista a través del lenguaje plástico transmite información para que alguien la interprete". Es consciente de vincular su interés artístico con las reflexiones sobre la condición humana que están en su ADN desde la juventud, pero sin dejar que el mensaje condicione el resultado. "Lo importante no son los discursos, cuando trabajo estoy haciendo plástica. Para mí lo importante es la obra, una obra con plena autonomía, no al servicio de nadie ni de nada. La plasticidad es lo que me interesa subrayar", afirma.

En esa apuesta no repara en técnicas ni modas ni materiales. No le interesan las corrientes más o menos actuales, lo suyo son los resultados y a ese desafío se entrega optando con libertad por las formas más útiles para plasmar su discurso: "Procuro que lo que quiero decir salga adoptando los medios más oportunos". Y eso fue lo que sucedió con la obra que ahora trae a Oviedo, una fórmula intermedia entre pintura y escultura. "Empecé esta serie con una línea más expresionista, pero me di cuenta de que las obras tenían más fuerza cuando me acercaba a un planteamiento más realista, menos caricaturesco". El resultado es una muestra sobre la marginación y la exclusión a través de una serie de personajes que son todos Bily Conejo, gente normal "que tiene en común una vida de exclusión en un entorno de suburbio, en un medio apenas definido formalmente por tapias de tablones, muros de cemento y fondos neutros, sin forma sin color y sin luz", comenta Soledad Álvarez, catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo.

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