El órgano de gestión que debe encargarse de garantizar el desarrollo del plan integral del Prerrománico que impulsa la Consejería de Cultura ocupó ayer buena parte del debate que cerró las Jornadas científicas dedicadas a los monumentos de la monarquía asturiana. Fundación, patronato y agencia fueron las tres opciones que los expertos apuntaron, cada una de ellas con sus pros y sus contras.

La mesa redonda estuvo integrada por Otilia Requejo, directora de Patrimonio Cultural; Alfonso Muñoz Cosme, subdirector del Instituto de Patrimonio Cultural de España; Fernando Nanclares, arquitecto; Lorenzo Arias, historiador del arte; César García de Castro, arqueólogo, y Jesús Puras, restaurador. Fernando Nanclares fue el primero en aludir a la necesidad de que el Prerrománico cuente con una "institución neutral" capaz de conseguir los recursos económicos (patrocinadores) y humanos necesarios. Su propuesta es similar a la fundación de Santa María la Real de Aguilar de Campoo para el Románico palentino, cuya cabeza visible es el arquitecto Peridis.

No convenció a Lorenzo Arias, que ve complejo optar por una fundación y sugiere resucitar un antiguo consejo del Prerrománico que reunía a diferentes expertos en una comisión con facultades específicas sobre dicho patrimonio. Sería el "punto de partida para dinamizar la figura de un patronato como los ya existentes en otras comunidades".

Para César García de Castro, tanto los patronatos como las fundaciones tienen la ventaja de que recaudan dinero, pero mostró cierto temor a dejar en manos de dichos patronos decisiones que deben ser de expertos. Es más partidario de la figura de la agencia administrativa, y puso el ejemplo de la constituida para llevar a cabo las obras de la Laboral. "Nunca vi eficacia administrativa como la de dicha agencia, que en cinco años hizo la Laboral sin ningún problema presupuestario". Para Nanclares fue un logro que pudo conseguirse "escapando de la ley de Contratos del Estado y funcionando como empresa privada".

Alfonso Muñoz ve más adecuada la figura de un patronato, y puso como ejemplo el de la Alhambra, que "funciona bien porque es autosuficiente". Dicho organismo cuenta con una comisión técnica que debate los problemas y propone soluciones, algo que el subdirector del Instituto de Patrimonio Cultural considera esencial. "Después ya se verá", dijo, "pero esa comisión es imprescindible". Más partidario de cierta dependencia administrativa, no ve con buenos ojos dejar la decisión sobre el patrimonio en manos de una fundación privada. "No sé si es necesaria una agencia, creo que un patronato con una fundación técnica que funcione sería suficiente", dijo.

Otro punto de vista lo puso Ángeles Utrero, arqueóloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que se preguntó hasta qué punto la creación de una fundación privada no supone el fracaso de la Administración en la gestión del bien. "Creo en soluciones intermedias, comisiones, agencias, sin tener que ir a una fundación que indica que no somos capaces de gestionar nuestro patrimonio".

Los integrantes de la mesa redonda también apuntaron la situación de las pinturas de Santullano y Lillo como las actuaciones más urgentes. Jesús Puras habló del deterioro progresivo y de la necesidad de "tratamientos paliativos". Lo respaldó Lorenzo Arias, que reclamó una intervención de urgencia para la "figura entronizada" como la que se hizo con el músico, teniendo en cuenta que esas "imágenes figurativas son únicas".

Otro asunto candente es la conveniencia del encalado de los muros de Santullano para proteger las pinturas de su interior. Contó con algunas alternativas, como la de incorporar materiales traslúcidos, pero no se descartó el revoco si ésa es la mejor opción para la integridad del monumento y el único problema son las críticas.