"El rey que rabió", la zarzuela que abrirá el próximo martes el Festival de Teatro Lírico Español del Campoamor, en Oviedo, con música de Ruperto Chapí y libreto de Miguel Ramos Carrión y del asturiano Vital Aza, es no sólo "una crítica muy divertida y actual de la política, con ministros corruptos que roban al país", según descripción de Emilio Sagi, director de escena, sino una gran obra del repertorio lírico popular español. Y con el aliciente, añadió Sagi, de un texto "con un sentido del humor maravilloso, muy asturiano, estoy seguro de que las escenas más hilarantes son de Vital Aza".

El elenco de "El rey que rabió", con una nutrida presencia de asturianos -"estamos aquí porque somos artistas aunque, en este caso, unos cuantos somos de esta tierra", dijo Sagi- , acompañados del concejal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo, Roberto Sánchez Ramos, protagonizó ayer una interesante rueda de prensa, adobada de sentido del humor, en la que se evidenció la importancia de la música en la capital asturiana. No sólo como cultura, sino como industria que emplea a un buen número de trabajadores.

La zarzuela, un género que según Sagi es como la opereta vienesa aunque España no ha sabido sacarle rendimiento, no sólo no está anticuada sino que la mayoría de los personajes son libertarios. "En las obras hay una enorme ironía política, se crítica a la aristocracia, al poder, lo que ocurre es que fue un instrumento cultural utilizado ladinamente por la dictadura franquista y eso le hizo mucho daño".

Reciente aún el éxito de "La Bohème", de Puccini, en la que Sagi hizo equipo con el maestro Marzio Conti, director de Oviedo Filarmonía, "El rey que rabió" ha vuelto a unirlos. Y parecen trabajar en buena armonía. Conti, nacido en Florencia (Italia), que ya ha dirigido varias zarzuelas -"empiezan a ser también parte de mi cultura", dijo- subrayó tres aspectos de este nuevo montaje: la calidad actoral de los cantantes; el alto nivel del coro, que dirige Rubén Díez (algo en lo que coincidieron todos), y la grandeza musical de la obra de Chapí.

"En el coro hay jóvenes de nuestro tiempo, con diferentes ideologías, con tatuajes, con pendientes, que beben, que salen y no tienen prejuicios hacia la zarzuela. Están haciendo cultura española", afirmó.

Conti también destacó la necesidad de que la zarzuela se modernice, tarea que, subrayó, "ya inició Sagi hace muchos años".

Emilio Sagi, por su parte, reivindicó un director para el teatro Campoamor, "que va a cumplir 125 años y que es foco importante de creación y de cultura, y no lo digo para ser yo porque ya he dirigido muchos y no quiero dirigir más".

La soprano ovetense Ana Nebot, una de las intérpretes de la zarzuela, hija del histórico militante comunista José Manuel Nebot, pidió no vincular la lírica y la música clásica "con la derecha, y lo digo yo que no soy sospechosa". "Invitaría a todos los políticos a venir, hay que apoyar todas las manifestaciones culturales, pero no hay que destruir lo que funciona", indicó. La cantante recordó a Luis Gracia Iberni, hombre fundamental en la programación musical de la ciudad, que hizo la tesis sobre Ruperto Chapí.

Sánchez Ramos sorprendió hace tres días al equipo de "El rey que rabió" asistiendo a un ensayo. Ayer, como viene siendo habitual, reclamó "la dignidad que se merece la cultura" solicitando la retirada del IVA del 21%, pidió declarar el trabajo de Sagi "bien inmaterial de la cultura española" y dijo apostar con ambición por la zarzuela. Como miembro de un gobierno tripartito y antiguo trabajador del metal, explicó que su papel era el de soldador, "soldar sensibilidades, culturas". "Muchas gracias, mucha mierda y amén", concluyó.