El estado de conservación de los edificios del Prerrománico asturiano y del patrimonio vinculado a ellos, en especial las pinturas murales que atesoran monumentos como Santullano, San Miguel de Lillo y Santo Adriano de Tuñón, es el primer punto del plan estratégico para el conjunto altomedieval más importante de Europa que prepara el Gobierno regional. Otilia Requejo, directora general de Patrimonio Cultural, presentó el proyecto el pasado viernes, en el marco de las Jornadas científicas que se desarrollaron en Oviedo sobre el arte de la monarquía asturiana. La Consejería de Cultura ya había hecho público hace unas semanas un primer avance, pero sin concretar su contenido.
La intervención en pinturas murales y revocos, según Otilia Requejo, ha de hacerse sobre la base de estudios previos "riguroso y precisos", y el Gobierno asturiano tiene claro que es necesario el asesoramiento del Instituto de Patrimonio Cultural de España, con el que mantienen desde hace años una estrecha colaboración.
La responsable de Patrimonio Cultural se comprometió a acometer en esta legislatura la restauración de las pinturas de Lillo, en cuatro fases sucesivas de actuación, una vez realizados los estudios previos por la restauradora Montserrat Álvarez Fernández, que los presentó en esas mismas jornadas. "Es la prioritaria en estos momentos, confío en que entre todos lograremos la financiación necesaria", señaló.
En los próximos meses se acometerá la restauración de las pinturas de Santo Adriano de Tuñón, y las de Santullano necesitarán un "riguroso" estudio previo, por lo que no podrán abordarse hasta la próxima legislatura. Están pendientes también las intervenciones pictóricas en Priesca y Valdediós.
Son cinco los puntos que definen el proyecto de este nuevo equipo gestor, liderado por tres independientes que forman parte del Ejecutivo del socialista Javier Fernández, el profesor e inspector educativo Genaro Alonso, consejero; el profesor de Filosofía y exvicerrector de la Universidad de Oviedo Vicente Domínguez y la arqueóloga Otilia Requejo.
Además del ya citado de la conservación de los monumentos, los otros cuatro puntos son: análisis del entorno de cada uno de ellos, desde la premisa de que ha de lograrse una mejor integración en su espacio urbano y natural; la conservación preventiva, estableciendo sistemas permanentes de supervisión que eviten incidencias menores que acaben suponiendo un gran problema; señalización de cada uno de ellos, así como de las infraestructuras que apoyan al visitante, y una educación patrimonial vinculada específicamente al Prerrománico. Todo ello sustentado en una idea básica, la de actuar de manera global, es decir, que el plan abarque a todos los monumentos y no sólo a los declarados Patrimonio de la Humanidad.
Cuestión clave del programa, al margen de la lamentable situación de Santullano, con una autopista a su lado desde hace 40 años, será, según Otilia Requejo, "la correcta adecuación del planeamiento urbanístico a la preservación del entorno de los monumentos". Uno de los más degradados es la Foncalada, en Oviedo, propiedad del Ayuntamiento. Implicar a este municipio y a la Iglesia asturiana, propietaria del resto de los bienes prerrománicos, será fundamental para abordar todos estos asuntos.
Otro de los grandes problemas, advertido por la Unesco, es la carencia de una oferta unificada de visita a los monumentos, con gran descoordinación y falta de lógica en muchos de los casos.
Pero la dificultad principal para llevar a cabo todas estas acciones sigue siendo el dinero. El proyecto propone "articular un sistema de gestión administrativo, bajo la fórmula jurídica que se considere más adecuada sobre la base de los recursos económicos y de personal existentes". A la Consejería de Cultura, cuyo equipo técnico está estudiando el tema, le gustaría seguir liderando el proceso, una vez decidido el órgano más adecuado.
