Humor, alegría y color, mucho color, fueron las notas dominantes de "El rey que rabió", la zarzuela que abrió ayer el Festival de Teatro Lírico Español del Campoamor. La obra, de Miguel Ramos y el asturiano Vital Aza, con música de Ruperto Chapí y dirección de escena de Emilio Sagi, cosechó los aplausos cómplices de un público que llenó el teatro y supo apreciar el sentido del humor muy asturiano de Vital Aza.

Pero la asturianía no sólo la puso el autor del libreto, el elenco contó con una buena representación de la tierra, de la que formaron parte la soprano ovetense Ana Nebot y el tenor avilesino Jorge Rodríguez-Norton. Ambos protagonizaron una zarzuela en la que no se elude la crítica política envuelta en cierta ironía. La música está cargada de pullas al poder y a la corona, aunque en este caso se trate de un soberano que no se fía de su consejo político y quiere saber de primera mano lo que ocurre en su país.

Con ese planteamiento, el resultado es una obra muy actual en la que están presentes asuntos universales, la política, el amor o la corrupción, aliñados con sorna y guasa. Una realidad que desfila por el escenario con una puesta en escena a la que Sagi supo sacar su mejor partido y en la que dieron su mejor color las voces de Nebot y Norton, a las que acompañaron con igual maestría las de María José Suárez, Manel Esteve, Juan Noval-Moro, Gerardo López, Antonio Torres, David Rubiera, Boro Giner, César Sánchez y Vicent Esteve Corbacho. Al éxito contribuyeron la Orquesta Oviedo Filarmonía, bajo la dirección de Marzio Conti, y la Capilla Polifónica "Ciudad de Oviedo".

Todos pusieron los mejores ingredientes para descubrir los falsos "gozo y armonía" que el soberano de un país imaginario de finales del siglo XIX español quiso conocer. El "¡Viva el rey, viva el rey, que es amparo de la ley!" nunca convenció al monarca, que rabió cuando descubrió que todos le engañaban, que aquel país no era "la nación de comercio y agricultura floreciente" y que no todo eran "prosperidad, jolgorio y alegría" como querían hacerle creer.

En ese desengaño aparece Rosa (Ana Nebot), la joven risueña de la que se enamora y con la que acaba casándose tras toda una serie de peripecias que ponen miga a la obra. Divertida, dinámica, la obra retoma tintes de actualidad no sólo por un argumento que por momentos recuerda situaciones de todos conocidas, sino porque a pesar de haber sido escrita a finales del siglo XIX, Emilio Sagi consigue una escena intemporal, con un escenario apenas arropado por un colorido llamativo y algunos efectos decorativos adaptables casi a cualquier época.

"El rey que rabió" puso el listón alto a una temporada lírica que, tras las funciones de hoy y mañana, continuará en abril con "El terrible Pérez", de L. Torregrosa y J. Valverde, y en junio, con las zarzuelas "La marchenera", de Moreno Torralba, y "Cómo está Madriz", de F. Chueca y J. Valverde. La zarzuela cuenta en Oviedo con un público fiel que ayer también respondió.