El aumento de la temperatura media global provocado por el cambio climático hará que zonas como la cuenca mediterránea se vuelvan más secas y áridas, lo que afectará de manera directa a la disponibilidad de agua. Un estudio revela que antes de 2100 el caudal de ríos en esta área disminuirá de media hasta un 34% en cabeceras, una cifra que alcanzará el 50% en otoño.

El año 2015 batió todos los records de calor: la temperatura media global superó en un 1 ºC las registradas en la era preindustrial, según la Organización Meteorológica Mundial. Pero la tendencia seguirá durante las próximas décadas, de hecho 15 de los 16 años más cálidos ya se han registro en el siglo XXI. Según los expertos, si sigue la tendencia para 2100 se alcanzará un aumento de temperaturas de entre 2,7 y 3,5 ºC.

Ante este escenario, el clima será cada vez más árido y seco en la cuenca mediterránea, considerada una de las zonas del planeta más vulnerables al cambio climático. Las proyecciones apuntan además a un descenso importante en la disponibilidad de agua.

Para entender cuál será la respuesta de ríos y ecosistemas, un equipo de científicos catalanes ha analizado las consecuencias del aumento de la aridez en el territorio. En el estudio, publicado en Hydrological Sciences Journal, los investigadores evaluaron los principales impactos del cambio climático en tres cuencas de tamaño mediano en Cataluña (Fluvià, Tordera y Siurana).

"Estas cuencas son comparables en superficie, representan climáticamente un gradiente latitudinal a lo largo de la franja litoral catalana e incorporan además una diversidad interna de condiciones ambientales y de usos", señala a Sinc Diana Pascual, investigadora del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y autora principal del trabajo.

Para ello, los científicos utilizaron como proyecciones de cambio climático los escenarios de emisiones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) B1 y A2. Estos escenarios se han introducido en el modelo hidrológico SWAT, previamente calibrado y validado, para analizar los efectos de los escenarios en el caudal de los ríos catalanes, una metodología extrapolable al resto de los ecosistemas de la cuenca mediterránea.

Mayor impacto en las cuencas húmedas

Los resultados revelan que entre 2076 y 2100, los caudales de los ríos sufrirán reducciones generalizadas que serán más severas en las cabeceras de las cuencas de condiciones húmedas (Fluvià y Tordera), cuyo caudal descenderá de media en un 34% aproximadamente. En el Fluvià en el escenario climático más severo se alcanzará incluso el 48%. En el caso de la cuenca más árida (Siurana) el caudal disminuirá un 25% de media.

Además, "se esperan cambios en la estacionalidad de los caudales", alerta Pascual. En verano y otoño, los ríos experimentarán un descenso del 30% y el 50% respectivamente. También se esperan cambios en los caudales ecológicos o de mantenimiento de los ríos a final del siglo. "Durante períodos de tiempo más largos, el caudal de los ríos será inferior al caudal ecológico o de mantenimiento, que es el caudal que necesitan para asegurar el buen funcionamiento de los ecosistemas vinculados a este medio. El efecto será más marcado en las cabeceras de las cuencas de condiciones húmedas", recalca la investigadora.

Para el equipo de investigación, en el que también han participado la Universidad de Barcelona y la Universidad Autónoma de Barcelona, el trabajo aporta una información valiosa para los gestores del agua y del territorio. "Esto les permitirá entender, localizar y cuantificar los efectos del cambio climático en los recursos hídricos, información clave para el diseño de medidas de adaptación", concluye la científica.