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Ferrari: "Ángel González quería llegar a los demás, así era su propia naturaleza"

La profesora argentina analizó los mecanismos que mantienen vigente la poesía del autor de "Áspero mundo"

Marta B. Ferrari, a la izquierda, y Araceli Iravedra. LUISMA MURIAS

Marta B. Ferrari, profesora de la Universidad Nacional de Mar del Plata, habló ayer en Oviedo de "Ángel González: A sesenta años de 'Áspero mundo' " y lo hizo dentro de las lecciones que organiza la cátedra que lleva el nombre del poeta ovetense.

Se centró en el indiscutible poder de interpelación que tiene todavía hoy la poesía de González no sólo en círculos académicos. "Es difícil añadir algo nuevo a lo mucho y bueno que se ha escrito sobre este enorme poeta", dijo, centrándose en un acercamiento a su primer libro, "Áspero mundo", publicado en 1956. Y lo hizo tratando de descifrar los mecanismos que hacen que hoy, sesenta años después de su publicación, siga siendo vigente.

"Creo que en Ángel González hay la construcción de una voz muy convincente para el lector. Nosotros como lectores le creemos, y esa voz que se asienta sobre un personaje poético es muy similar a la figura del propio autor". Para Ferrari, lo que leemos en su poesía es muy próximo a su propia figura y pone el ejemplo en un poema titulado "Para que yo me llame Ángel González", en el que se define a sí mismo como "una excrecencia, como un ser menor". Descripción que tiene para Ferrari un correlato muy claro con la propia figuración del autor que uno conoce a través de las entrevistas, de sus ensayos o de sus recitales.

Es una proximidad que consigue hacer su poesía más atractiva. "Esa figura noctámbula, alegre, bebedor, cantarín... lo hacía una persona muy entrañable y a la vez próxima, un poeta al que le importaba mucho llegar porque así estaba escrito en su propia naturaleza".

Esa cercanía le hace un poeta también querido y conocido en Argentina, donde es muy leído fuera de los ámbitos académicos. "Tengo suficientes pruebas de que González quizá sea la excepción a la regla, porque conozco muchos lectores suyos que no son habituales de poesía ni lectores formados con una educación formal en letras". A muchos de ellos, señala, les ha llegado su poesía a través de las redes. En Argentina es muy conocido un vídeo de González con el cantautor Pedro Guerra, algo que ha tenido "un poder de penetración muy grande en capas lectoras que no son únicamente las universitarias".

En "Áspero mundo", "un librito de no más de 50 páginas que obtuvo el accésit del premio 'Adonais' ", la profesora destaca ya la presencia de ese tono de escritura, ese modo de decir que luego va a atravesar el resto de su obra. "Es un libro quizá disperso porque él mismo reconoce que ha juntado textos de distintas etapas de su biografía poética y los ha unificado para su publicación, sin embargo, ya están muy presentes tres preocupaciones que recorren toda su obra: la existencial por el sentido de la vida, el paso del tiempo y el advenimiento de la muerte, la preocupación autorreferencial, es decir, el poema sobre el poema, la poesía que trata de describirse a sí misma que es una constante en su obra, y la temática amorosa, que continúa en varios de sus libros".

En "Áspero mundo" hay poemas con una leve inquietud social, pero es mayor el dominio de un tono lírico, afirma Ferrari, "algo bastante discordante con la poesía social que hacían en ese momento sus contemporáneos: Hierro, Blas de Otero y Celaya. También señaló, más allá de las constantes temáticas, su diferencia con los poemas de su última etapa, donde hay menos ironía, menos humor.

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