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El gran espectáculo de la lírica española

Los Premios Teatro Campoamor celebran hoy sus diez años con una gala especial montada por "Comediants"

La entrega de los Premios Líricos Teatro Campoamor en una de las ediciones anteriores. LUISMA MURIAS

"Me enorgullece recibir un premio de España, país al que tanto amo, y del Teatro Campoamor, en el que actué". Fiorenza Cossoto (Crescentino, 1935), la última gran mezzosoprano italiana, recibirá el Premio Campoamor a toda una carrera. Los galardones de la lírica española, que nacieron y se conceden en Oviedo, cumplen diez años. Y la de este aniversario será una gala festiva, dirigida por Joan Font, de "Comediants" y con Marzio Conti en la batuta, al frente de Oviedo Filarmonía y de la Capilla Polifónica "Ciudad de Oviedo". Son unos premios nacionales consolidados en el sector, que se entregan en un gran espectáculo lírico en el que abunda la música y escasean los discursos, en un teatro de gran tradición abarrotado de público. Son los "Goya" de la música lírica, y cuentan con el apoyo del Ayuntamiento y de un grupo de empresarios, y, en alguna edición, con la del Ministerio de Cultura. Y, sin embargo, nunca en todo este tiempo, han tenido respaldo alguno del Gobierno regional, ni tan siquiera los sucesivos presidentes han asistido alguna vez a la brillante gala. Este año, la representación del Ejecutivo también será de nivel medio. Asistirá la directora general de Universidades.

Los premios refuerzan el papel musical de la ciudad y, por tanto, de Asturias. Durante un día, Oviedo concentra a todo el sector. Además de los galardonados, entre los que siempre hay cantantes o directores de escena de ámbito internacional, asisten a la gala representantes de todos los teatros españoles, agentes de conciertos y otros intérpretes que vienen invitados por premiados. Algunas asociaciones como Ópera XXI aprovechan el acontecimiento, como ocurrió en la pasada edición para presentar nuevas aplicaciones de web relacionadas con la música. El próximo año, la asociación celebrará en la capital del Principado su reunión nacional coincidiendo con los galardones. Los beneficios, pues, no son sólo artísticos, son un valor añadido cultural que fortalecen a un sector cuya importancia económica crece día a día sin que algunos gestores políticos acaben de entender su relevancia. Aunque para comprenderlo, es necesario acudir no sólo a la gala, también a los distintos espectáculos que se organizan: conciertos, óperas, zarzuela o ballet, todos apoyados por un público que, en los últimos años, se ha ido incorporando a esta oferta, apoyando sin reservas una programación única e inusual para una ciudad de tamaño medio como es Oviedo, y en estos tiempos de crisis.

En todos estos espectáculos no sólo se ve o se escucha a los intérpretes y artistas, se aprecia, además, la atinada programación de los responsables de la misma, la precisión y buen hacer de todo un conjunto de personas que los hacen posible y, sobre todo la juventud de muchas de ellas. Hace unos días, en la zarzuela "El rey que rabió" de Chapì, dirigida por Emilio Sagi y con un elenco en el que había un nutrido grupo de asturianos, el coro de la Capilla Polifónica "Ciudad de Oviedo", integrado por chicos y chicas, sorprendió por su calidad vocal y su fuerza interpretativa. Emocionaba escucharles cantar zarzuela española, un género semiabandonado por su generación. El maestro Riccardo Muti, Premio "Príncipe de Asturias" de las Artes en 2011, declaraba el pasado verano en Oviedo que Europa se equivoca "cuando maltrata la cultura o la considera cuestión secundaria". Y añadía: "Hemos perdido el sentido de la belleza de la estética. Lo bello es justo y bueno".

Emilio Sagi, a quien su tierra debe tanto en este campo, y Cosme Marina, director de los Premios y programador musical del Ayuntamiento de Oviedo, son dos de los artífices de estos galardones. No fueron los únicos, pero sí los que les dieron un impulso que sería definitivo con el apoyo del entonces alcalde, Gabino de Lorenzo, y de la también asturiana Inés Argüelles, primera directora de los mismos, que había trabajado con Sagi en el Teatro Real como gerente. Cabe decir en estos tiempos que corren, que la dirección de los galardones nunca estuvo remunerada.

La articulación de la idea no era fácil, pero al final se logró un modelo que parece funcionar. Los teatros y las temporadas de ópera y zarzuela proponen las candidaturas y un jurado independiente, en el que figuran algunos de los críticos más prestigiosos del país y que, tras dejar la dirección, preside Inés Argüelles, elige los diez premios. Cada tres años, la organización realiza una encuesta entre los primeros con el objetivo de mejorar su funcionamiento. La crisis ha cambiado la realidad lírica y es necesario adaptarse a los nuevos tiempos. El número de candidaturas presentadas este año, cuatrocientas, ha constituido todo un récord.

Un equipo de dos personas formado por Patxi Gallego, coordinador general, y por el ya citado Cosme Marina son los responsables de la organización. Un patronato, que preside el alcalde, toma las decisiones. En los días previos a la gala se suma un grupo de unas doscientas personas (músicos, técnicos, coros, presentadores, figuración, etc), algunas de las cuales colaboran gratuitamente en la preparación de la gala. El Ayuntamiento de Oviedo aporta este año 260.000 euros -50.000 menos que el año pasado- y las empresas que han venido colaborando con los galardones, aproximadamente 30.000. En total, unos 290.000 euros, de los que cien mil son para premios. La organización está barajando rebajar el próximo año la cuantía de los galardones, pasando de los 10.000 actuales a 6.000, para poder mantener la calidad y la gala. Todos los teatros y temporadas de ópera colaboran con la organización, con la cesión gratuita de decorados o vestuario.

Una gala por la que han desfilado los grandes directores de escena españoles y para la que hay lista de espera. Todos quieren participar. Emilio Sagi, que fue quien ideó la fórmula, ha dirigido tres de ellas. El asturiano propuso que, frente a entregas de premios protocolarias y algo rígidas, la gala de los "Campoamor" tenía que tener las mismas exigencias y niveles de calidad que cualquier espectáculo lírico. Y se ha conseguido. Calixto Bieito, Giancarlo del Monaco, Lluis Pasqual, José Carlos Plaza, Marina Bollaín y Joan Anton Rechi han firmado el resto. "Comediants" ha preparado para esta décima edición, un espectáculo que comenzará y finalizará en la calle, cargado de sorpresas. Los cantantes Silvia Vázquez y Borja Quiza serán los presentadores. Algunos de los galardones, como el de cantante revelación, han supuesto un verdadero espaldarazo para la carrera de los galardonados, así como la dirección musical. Oliver Diaz dirigió la gala del pasado año y tras ella no dejaron de sucederle cosas buenas, hasta ser nombrado director musical del Teatro de la Zarzuela. Algo parecido, en cuanto a repercusión, sucedió con el maestro César Álvarez.

No resulta fácil lograr la asistencia de todos los premiados, las actuaciones y las grabaciones de discos lo impiden en muchos de los casos, pero todos lo intentan y en conseguirlo han colaborado, facilitando las cosas, grandes teatros mundiales, como la Scala de Milan, el Metropolitam o el Covent Garden. Son también unos premios abiertos a la ciudadanía. Una vez descontadas las localidades que se entregan a los patrocinadores, invitados institucionales y premiados, se sacan a la taquilla unas 500 y cada año se agotan en apenas media hora. Las peticiones para asistir de fuera de Asturias, incluso de fuera de España, crecen. Tras esta década de trabajo hay mucho esfuerzo, apoyos y rechazos institucionales, pero el buen resultado es ya una referencia en ese mundo. Los "Premios Campoamor" figuran en el curriculum de algunos de los nombres más relevantes de la lírica.

La de los diez años será la primera gala del equipo de gobierno municipal integrado por representantes del PSOE, Somos e IU. Es necesario decir que, pese a los recortes, el grupo que lidera el socialista Wenceslao López ha decidido consolidar una programación, como es la de música clásica, temporada lírica y ballet, que sitúa a Oviedo en el mapa musical internacional. El concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos, siempre ha dicho que hay que mantener y mejorar lo que funciona e impulsar nuevos ámbitos. No estaría mal que la gala que celebra la primera década de los premios -que TVE ha rechazado retransmitir, y que se emite por la TPA- reuniera, por primera vez en el Campoamor y en torno a este importante sector, a los líderes de los tres grupos. Armonía frente a tanta desarmonía. Sería todo un ejemplo luminoso de lo que debe ser la música.

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