La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Repetir palabras en voz alta ayuda a los niños a una futura comprensión lectora

Un estudio de la Universidad de Oviedo con 102 alumnos asturianos relaciona la repetición con la fluidez de la lectura a edades tempranas

Fernando Cuetos, Paz Suárez y Marta Álvarez Cañizo. UNIVERSIDAD DE OVIEDO

Frente a palabras difíciles o largas, lo mejor es repetirlas en voz alta para que los niños las interioricen. Basta con seis u ocho repeticiones y la mayoría de los niños de corta edad son capaces de entenderlas globalmente. Puede parecer un método primitivo, pero un estudio ideado y gestionado desde Asturias demostró su alto grado de eficacia.

Una investigación de la Universidad de Oviedo firmada por el catedrático de Psicología Fernando Cuetos, por la profesora de Logopedia Paz Suárez Coalla y por la estudiante de doctorado Marta Álvarez Cañizo, resume el trabajo realizado con un grupo de 102 alumnos asturianos con edades entre 7 y 12 años y acaba de ser publicado por la revista Journal of Research in Reading.

La conclusión es que el entrenamiento basado en la lectura repetida es una buena herramienta para que los escolares formen las representaciones ortográficas de los términos.

Las especiales características del castellano, un idioma muy transparente, hacen que en general los niños aprendan pronto a leer, pero Cuetos recuerda que "la destreza lectora va más allá. Los niños se convierten en lectores fluidos cuando consiguen formar representaciones ortográficas de las palabras que les permiten leerlas directamente sin tener que ir letra a letra. Y la fluidez lectora está íntimamente relacionada con la comprensión. Muchos niños tienen dificultades para comprender textos escritos porque tienen que dedicar todos sus recursos cognitivos al descifrado de las letras. A medida que consiguen leer directamente las palabras, su fluidez lectora mejora y con ello la comprensión de lo que leen".

El estudio, que lleva por título Orthographic learning in Spanish children (Aprendizaje ortográfico en niños españoles), llega a las conclusiones a partir de dos pruebas.

En la primera, los niños realizaron una tarea de lectura donde las palabras se presentaban dentro de un texto; en la segunda, los vocablos aparecían aislados. En ambos caso, los tests se llevaron a cabo en una sala tranquila del centro escolar donde se pidió a cada niño que leyera con la siguiente instrucción: "Vas a leer estas palabras todo lo bien y rápido que tú puedes, sin equivocarte". Sus respuestas fueron grabadas y se registraron sus errores para su análisis posterior.

El número de repeticiones de cada palabra es indicativo. "depende de cada vocablo... y de cada niño. Se nota la diferencia entre palabras sencillas y otras con sílabas complejas. O cuando la palabra que presentamos al niño es oscura, de esas que están en el diccionario pero casi nadie conoce; o simplemente es una palabra inventada por nosotros" explica Fernando Cuetos, primer firmante del estudio.

Son años decisivos en el aprendizaje del niño. Pretender que un niño de 3 años lea es una utopía. A los 4 años comienzan a aprender unas letras. Es en ese momento cuando hay que lograr "que los niños no cojan manía a la lectura, pero no se trata de forzarles". Momento clave en la vida. "Con 4 años podemos más o menos saber si un niño va a leer bien y pronto o si le va a costar más trabajo". En este caso, nada de agobios.

Cuetos considera fundamental que en esta primera etapa los padres hablen mucho y bien con el niño, "que le lean cuentos, que jueguen con las palabras y las rimas, que es algo que a los pequeños les encanta", sugiere el catedrático de Psicología, que matiza lo que se entiende por leer bien: "leer bien es hacerlo con fluidez, comprendiendo. Si no se logra eso a temprana edad, es difícil que el niño consiga una buena escolaridad".

El estudio viene a complementar otros dos más recientes llevados a cabo por el mismo equipo y subvencionados por el Ministerio de Economía sobre niños disléxicos. En ellos la técnica de repetición en voz alta de los vocablos también es eficaz, aunque se requiere mayor número. Son alumnos con mayor dificultad para asociar le letra y los fonemas, lo que induce a más errores y a un ritmo menor de lectura

Cuetos concluye que los trabajos tienen indudables implicaciones didácticas: "La práctica del entrenamiento lector en las aulas, basado en la repetición, ayuda a todos los alumnos. Y para los niños con dislexia, los resultados apuntan la necesidad de una metodología específica".

Compartir el artículo

stats