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La gran referencia artística de Asturias abre una etapa prometedora

El Bellas Artes culmina su gran reforma y reabrirá con una colección de 783 obras

El museo incorpora las salas remozadas del palacio de Velarde y la casa de los Oviedo-Portal

La novedad. Con la reforma se han incluido textos informativos en español y en inglés sobre los contenidos expuestos. MIKI LÓPEZ

El Museo de Bellas Artes de Asturias ya es un centro plenamente integrado en el siglo XXI. Por primera vez, los tres edificios que dan cabida a los fondos artísticos se podrán visitar conjuntamente desde el próximo jueves, y con ellos el despliegue de la colección permanente, 783 obras organizadas con un nuevo montaje que muestra una evolución diacrónica que arranca en el siglo XIV para proyectarse a través de grandes creaciones artísticas hasta el XXI. El nuevo museo incrementa en más de 300 obras la oferta expositiva anterior a la ampliación. Aun así, esto representa apenas un 5 por ciento de la colección que albergan los almacenes del edificio, con más de 15.000 piezas de arte.

El recorrido completo de las instalaciones se podrá hacer desde este jueves, día 31, accediendo por cualquiera de las dos entradas, la que se abre en la calle de Santa Ana o la de la plaza de la Catedral. El acceso por el palacio de Velarde, en la calle Santa Ana, continúa el recorrido por la Casa de los Oviedo-Portal para desembocar en el edificio de la ampliación con entrada por la plaza de la Catedral. También se puede optar por esta última entrada para iniciar la visita con la contemplación del arte contemporáneo que se asoma a la plaza de la Catedral y a la calle de la Rúa y finaliza en Velarde. Son en total 4.500 metros cuadrados de exposición con unas instalaciones puestas al día tras una revisión que supone, además de un lavado de cara (renovación de la pintura de las paredes y otros elementos mobiliarios, homologación de la iluminación), una nueva concepción del montaje, lo que incluye mayor información para el visitante, con textos en castellano e inglés, y por primera vez enumeración de las salas para facilitar la visita. La tarea alcanzó también a la revisión de dataciones y atribuciones, así como la conservación y limpieza de las obras que lo necesitaron.

La primera sede

El palacio de Velarde, que se suma muy remozado tras su reordenación al conjunto de espacios que dan forma al nuevo museo, es un edificio del siglo XVIII, que se articula en torno a un patio. Fue la primera sede del Museo de Bellas Artes de Asturias, que abrió sus puertas en 1980, y hoy muestra lo más destacado de sus colecciones, un conjunto de obras de arte asturiano, nacional e internacional de los siglos XIV al XIX. Tras dejar atrás el patio columnado que recibe al visitante, donde se ofrece una pequeña selección de arte contemporáneo y la sala de exposiciones temporales, sigue sorprendiendo al visitante el imponente retablo de Santa María de Mayorga, del maestro Palanquinos, una pieza procedente de la colección Pedro Masaveu, que no deja indiferente a nadie tanto por tamaño como por belleza. Ya en el primer piso del palacio se muestra todo el esplendor de la pintura gótica, renacentista y manierista. Es la planta de las tablas flamencas del siglo XVI y la que alberga, a partir de ahora, una sala singularizada con paredes en gris para el Apostolado del Greco, una de las principales joyas del Museo.

Muy cerca de este conjunto, la pintura barroca luce lo mejor de Zurbarán, con su "Cristo muerto en la cruz", y una selección de pinturas entre las que destacan Murillo, Ribera y Juan Carreño de Miranda con el retrato de "Carlos II a los 10 años", presidiendo la estancia. En el corredor, una explosión de color: floreros y bodegones, Barroco madrileño y Miguel Jacinto Meléndez.

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