Rozalén se hizo su camino desde abajo, cantando en los locales clásicos de "cantera" de Madrid (Libertad 8, El Rincón...). Una aventura musical que comenzó de muy joven y que culminó cuando la ficharon por una multinacional, algo que tiene que ver con el título del disco: "Quién me ha visto...", que mañana presenta en concierto en la sala Estilo de Oviedo (22.30 horas), un cartel que completa "Alberto & García".
-¿El álbum es un retrato de lo vivido?
-Tiene mucho que ver con todo lo que viví en los últimos años. Es lo que me dicen mis amigos. Me ven en situación de alfombra roja, y me dicen eso, "¡quién te ha visto..!"
-¿Y Rozalén se siente cantante pop o qué?
-Conmigo siempre hay un problema en ese sentido porque siempre se me etiquetó de varias maneras, pero me meto en el grupo de cantautores. Aunque también hacemos cosas diferentes. Lo mejor para saberlo es escucharme y así a cada cual le queda más claro. Pero sí, me incluyo en la canción de autor.
-¿Cómo es un concierto de Rozalén?
-El de Oviedo es formato acústico: dos guitarristas, pianista, acordionista y Beatriz Romero, mi intérprete de lenguaje de signos. Está en todos los conciertos, todo es bilingüe. Va gente sorda a los shows. Es muy visual y hace que la música sea accesible. Es algo que sabe la gente que nos sigue. En cada concierto siempre aparece alguien y si no estudiantes de lenguaje de signos, con lo de Beatriz se corre la voz .
-¿Cómo surgió?
-Me hice amiga de Beatriz; soy fan de su lengua; tiene mucho arte y le gusta mi música.
-¿En el recorrido musical se cumplió la liturgia: desde abajo, la sala pequeña y ante aforos minúsculos?
-Es una buena escuela; me parece básico. Me pateé bares, lugares cantando para veinte el día que había suerte... Empecé a los 16 años, aunque estudié para otras cosas. Cuesta trabajo; pero ahora estoy encantada de la vida.
-¿Y cómo fue el día que llegó la llamada "multinacional"?
-El primer disco lo hice de manera independiente. "80 veces" se hizo viral. Me llamaron al día siguiente muchas compañías. Yo no quería firmar con nadie, quería ser musicoterapeuta, que era lo que había estudiado. Al final firmé con RLM y Sony. Pero sí; me acuerdo muy bien de cuando me llamaron.
-Las canciones salen de lo cotidiano, de los viajes, comiendo, soñando...
-Pienso mucho lo que quiero contar. Las cosas que nos pasan, pero también las grandes historias o los mensajes que te puedan ayudar a vivir. Los viajes también inspiran; escribo mucho y luego con la guitarra intento encajar.
-¿El público tipo de Rozalén?
-Supercurioso, jóvenes, mayores, niños gente de muchos estilos; de perroflautas a gente muy pija. Yo creo que eso es lo mejor que te puede pasar; eso mola porque significa que haces algo que gusta.
-¿Y el contacto con Víctor Manuel para cantar con él en "50 años no es nada"?
-Me llegó un mensaje de uno de sus músicos: "Víctor se ha interesado en ti". A continuación me dijo la gente que iba a estar en Oviedo. Creí que era una broma. Luego me llamó Víctor y yo estaba mirando a ver si había una cámara oculta. Creí que era una broma. Me cuida muchísimo. Llevé a mis padres al concierto de Madrid y estaban como niños.
