Cuando el artista sevillano Enrique Segura recibió a principios de los años 50 el encargo de realizar los murales del Salón de Recepciones de la Universidad Laboral (la conocida hoy como Sala de Pinturas) puso color a uno de los episodios artísticos más destacados de la región. Pero, a pesar de desarrollar una obra maestra, no pudo concluirla. Hasta ahora. Porque el investigador e historiador asturiano Miguel Ángel Álvarez, que hoy a las 19.30 horas ofrecerá la conferencia "La Laboral desvelada" en el Ateneo Jovellanos, acaba de descubrir los bocetos de los dos murales que quedaron sin ejecutar en la mencionada sala.
Tras un exhaustivo trabajo que forma parte de su tesis doctoral sobre el artista, el historiador ha logrado la localización, identificación, clasificación, y estudio de los bocetos que formaban parte del proyecto integral diseñado por Segura. Y de esta manera, Miguel Ángel Álvarez ha podido realizar la composición pictórica integral, "no sin dificultad debido a la abundancia de muestras existentes", explica, puesto que por primera vez se cuenta con los planos de alzado, croquis, bocetos al óleo sobre cartón "y docenas y docenas de bocetos al carboncillo con difumino sobre papel de estraza", señala. Todo este material inédito y nunca visto hasta ahora, será presentado hoy en Gijón gracias al apoyo del Ateneo Jovellanos en colaboración con la Asociación de Alumnos de la Universidad Laboral.
El descubrimiento cobra especial importancia "ya que durante los sesenta años de historia del complejo monumental de Cabueñes nunca se habían podido contemplar en su integridad los murales de la Sala de Pinturas debido al estado inconcluso en que quedó el muro sur abierto a la balconada", apunta el investigador. El motivo: la ralentización de los trabajos tras la puesta en marcha del recinto educativo el 1 de noviembre de 1955, y la paralización definitiva de las obras tras la destitución del ministro de trabajo José Antonio Girón de Velasco, fundador y protector de la institución en su origen.
El hallazgo de Miguel Ángel Álvarez se compone de los planos de alzado conservados de esta zona, un croquis que detalla con gran fidelidad la distribución ornamental manteniendo la estética renacentista, sendos bocetos al óleo sobre cartón con las imágenes integrales de los paneles no realizados y docenas de bocetos al carboncillo. Según señala Miguel Álvarez, para la realización de las pinturas murales de la Laboral Enrique Segura se inspiró principalmente en las obras de los grandes maestros de la pintura del renacimiento italiano como Botticelli, Andrea della Robbia, Rafael, Miguel Angel, Andrea Mantegna o Lucca Signorelli.
En 1953, tras su contratación y aprobación por la Junta del Patronato, Enrique Segura realizó la pintura mural del frontispicio (ahora oculta en el Teatro) en tan sólo tres meses. Tan sólo unos meses después, tras ser rechazado el proyecto de pinturas murales proyectado por Salvador Dalí, Enrique Segura emprendió su nuevo trabajo en la nueva sala, con un total de 450 metros cuadrados de pintura mural de los que tan sólo 300 fueron concluidos. En el otoño de 1958 y debido a la situación angustiosa de los contratistas, que acumulaban varios impagos, la ornamentación de la Laboral entró en punto muerto y el propio artista decidió desvincularse artísticamente de la Universidad Laboral de Gijón. Lo que no se sabía es que ya entonces tenía listos los bocetos para los dos murales que restan por pintar en la Sala de Pinturas: la Alegoría de la Victoria que iría situada a la izquierda, y la Alegoría al Esfuerzo y al Trabajo Asturiano, a la derecha del muro sur que se abre sobre el patio de la Laboral, reconstruidos ahora.
Toda esta macrocomposición de la sala quedaría completada con cinco grandes tondos de carácter alegórico, un tipo composición pictórica de forma circular por su idea de perfección que vive su apogeo en el Renacimiento. Enrique Segura también tenía pensado un diseño para ellos, como consta en los planos rescatados por Álvarez. Aún no ha hallado los bocetos, pero promete intentarlo.
