La especie neandertal se ha convertido en un filón de oro para los investigadores, que no cejan en el empeño de desvelar al milímetro todo lo relativo a la vida y costumbres de este grupo humano extinguido hace 40.000 años. Ahora la boca de la especie se suma a ese reducto de información que nos está permitiendo acercarnos a la realidad de nuestros predecesores. Sabíamos por algunas evidencias que los neandertales la utilizaban para realizar distintas tareas: preparación de alimentos, limpieza de los dientes y otras que incluyen su uso como una tercera mano, es decir, para sujetar pieles y otros elementos mientras se realiza algún trabajo. También los dientes sirvieron para conocer que consumían plantas con fines curativos, el tipo de alimentación y el momento del destete.

Ahora, un equipo de expertos acaba de comprobar la presencia de material no comestible incrustado en la placa dental del individuo número 5 del grupo de El Sidrón -una mujer-, un resto probablemente vinculado a usos ajenos a la masticación, lo que vendría a corroborar esta utilización.

El hallazgo constituye la primera evidencia física de restos de material no comestible en la boca de un neandertal, según explican los investigadores en un artículo publicado en la revista "Antiquity". Se trata de un pequeño resto de fibra de madera de conífera hallado en un molar, que no se presta a confusión con otras partes comestibles de las coníferas, por lo que los expertos descartan que esté relacionado con la dieta.

Se sabía por el alto grado de desgaste de los dientes que los neandertales realizaban grandes y repetitivos esfuerzos masticatorios y también, como muestran los surcos subverticales de los dientes, que los utilizaban para actividades como el curtido de pieles. Bermúdez de Castro señaló en su día que utilizaban la boca como tercera mano, lo que se produce cuando un individuo sujeta algún tipo de material entre los dientes y mientras lo agarra con una mano con la otra lo corta. Esta actividad suele dejar pequeñas muescas microscópicas en la dentición anterior.

Ahora, el hallazgo de este resto en la boca de la mujer de El Sidrón, junto a compuestos químicos extraídos y el desgaste y abrasión que presentan las piezas estudiadas, vendría a confirmar el uso de los dientes para tareas no relacionadas con la alimentación. Sin embargo, es imposible por el momento establecer el tipo de actividad que motivó que el fragmento de conífera se incrustara en el molar, ya que, como afirman los investigadores, existe "una amplia gama de vías potenciales no relacionadas con la alimentación" para explicarlo. Así lo suscribe también Marco de la Rasilla, uno de los firmantes del estudio y director de las excavaciones arqueológicas realizadas en la cueva piloñesa, donde se exhumaron más de dos mil fósiles de trece individuos neandertales, que vivieron hace 49.000 años en la zona.

De la Rasilla comenta que estos individuos, como se demostró en anteriores estudios, ya practicaban algunos hábitos de limpieza e higiene bucal. Utilizaban finos palillos de madera con el fin de limpiar los dientes tras la comida o masajear la encía con alguna intención terapéutica, es decir, con fines paliativos o de higiene.

La investigación tiene en cuenta este hábito junto al uso de la boca como una tercera mano y la posibilidad de que el resto fuera inhalado o ingerido accidentalmente, pero sea uno u otro caso confirma que puede hallarse material no comestible en la placa dental. El estudio ha sido dirigido por Karen Hardy, del departamento de la Universidad Autónoma de Barcelona, junto a investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la Universidad de Oviedo y la Universidad de York (Reino Unido).