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Andanzas del gourmet solitario

La obsesión japonesa por la comida ha encontrado su mejor reflejo social y pedagógico en los populares tebeos manga

Dibujo de la portada de "Paseos de un gourmet solitario".

No me pregunten por qué me interesan los paseos del gourmet solitario, protagonista del manga gastronómico de Jiro Taniguchi y Masayuki Kusumi, que la editorial Astiberri acaba de resucitar en un nuevo volumen recién publicado. No me lo explico del todo. Se trata de un sujeto gris con un trabajo que le permite moverse de un lado a otro de Tokio y otras localidades del país del sol naciente y que en una ocasión incluso viaja a París para comer en el restaurante argelino, que un buen día descubrió, una sopa harira y un cuscús. No hay nada en Goro Inokashira, el personaje del tebeo, que me resulte especialmente simpático. Ni nada tampoco que sostenga como es debido el título bastante inexacto de la historieta. Solitario, sí, pero no gourmet, se atiborra de comida rápida y sencilla, sin orden ni concierto, y no sólo es abstemio sino que le ha declarado la guerra al alcohol y a quienes lo beben. Sin embargo, Taniguchi me ha atrapado con esa cercanía y sencillez narrativa que lo hace ser tan singular y pedagógico.

El "manga gastronómico" es un subgénero muy seguido dentro del cómic de Japón y ha llegado a convertirse en una auténtica escuela de cocina en un país que vive obsesionado por la comida. Tokio, por ejemplo, es la ciudad con más estrellas Michelin del planeta y cuenta en su oferta con más de 16.000 restaurantes. Comer en Japón entraña la dificultad de tener que elegir entre una gran variedad y especialización: donde sirven fideos casi nunca te ofrecen pescados, el sushi se come en un lugar, los guisos en otro, el ramen hay que ir a buscarlo en un barrio diferente, las parrillas exigen cambio de coordenada, igualmente las sopas, pero el gourmet solitario que es un trotón y alcanza cualquier meta que se proponga en función de su hambre canina. Descubre la comida peruana de siempre, no la nikei y también el sitio para pedir una pizza. Inokashira quiere forrar y en función de ese apetito que le hace alterar el orden gastronómico una y otra vez, va descubriendo sensaciones aquí y allá. A los que conocemos una docena o apenas dos de particularidades culinarias niponas nos resulta interesante ese monólogo con la comida, lo que resulta extraordinario es el interés que despierta tanta cotidianidad entre los mismísimos japoneses. Y, sin embargo, "El gourmet solitario", primera entrega de la serie de Taniguchi y el guionista Ksumi, fue un auténtico éxito editorial hace dieciséis años. Lo mismo está ocurriendo ahora con "Paseos de un gourmet solitario", el segundo título.

Pero para hablar de éxito superventas habría que hacerlo de "Oishimbo", que podría traducirse por "El gourmet", sin más, con guión de Tetsu Kariya y dibujos de Akira Hanasaki. Los nombres no les dirán gran cosa, tampoco son Taniguchi. Sin embargo, "Oishimbo", del cual ha empezado a publicarse en España una selección de los mejores episodios temáticos, es la verdadera enciclopedia manga de la comida, con apartados para la cocina japonesa en general, el ramen y las gyoza (empanadillas fritas y al vapor), los pescados (sushi y sashimi), las verduras, el arroz y hasta el sake. Una locura, y también la manera de introducirse en la obsesión nipona por la cultura gastronómica y el papeo. La colección hace tiempo que superó el centenar de capítulos, mientras que los dos reporteros protagonistas del "Tozai Shinbunsha" prosiguen su búsqueda del "menú definitivo" por todos los restaurantes para conmemorar el centenario de la editorial que publica el periódico donde escriben. Ello sirve de excusa a una explicación exhaustiva, a veces algo fantasiosa, de los métodos para cocinar ésto, lo otro y lo de más allá.

Una locura, ya digo.

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