El maestro Myung-whun Chung llevó a la Filarmónica de la Scala de Milán a alturas artísticas verdaderamente siderales, en el concierto que ofrecieron ayer en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo con lleno completo para la ocasión hasta completar las 1.500 butacas de la sala. En el programa, dos sinfonías de Mozart y Mahler con dos pasajes especialmente conocidos y especiales, el primer tiempo de la sinfonía numero 40 del compositor clásico y el adagietto de la quinta sinfonía del músico romántico. Cuatro minutos y 22 segundos de aplausos al final y verdadero fervor entre el respetable, felicitándose unos a otros por haber asistido a una velada de tal calidad. Los aplausos más encendidos fueron para Jorge Monte de Fez, ovetense, trompista principal de la orquesta, que en el tercer movimiento tuvo un papel muy destacado -el maestro le hizo tocar de pie ese tiempo- así que al final recogió las ovaciones más encendidas.

La sinfonía 40 la escribió Mozart con 32 años. Según el crítico Abert "es la expresión más nítida de ese profundo y fatalista pesimismo connatural a Mozart" especialmente en sus últimos años. "Es el presagio de la muerte", Nadie lo diría y menos en la versión poderosa que ofreció ayer el maestro surcoerano Chung aunque ciertamente al compositor le quedaba ya poco tiempo en este mundo. Dos minutos de aplausos para una orquesta italiana que suena como si fuese vienesa sin dejar, por ello, de tener una gran personalidad y sello musical propio.

Tras el descanso, la quinta sinfonía de Mahler, tan fuera de lo ordinario en tantos sentidos. Los dos primeros movimientos de la forman un bloque. El tema principal, una marcha fúnebre, es anunciada por un toque de atención. El metal de la Scala, magnífico. Un cortejo fúnebre y sus pompas exageradas recorren los compases.

El scherzo, el tercer tiempo de la sinfonía de Mahler, es realmente un pequeño concierto para trompa como ya había comentado en estas páginas, el pasado mes, el ovetense Jorge Monte de Fez, trompista principal de la orquesta y encargado de protagonizar el ataque a ese momento culminante por difícil. Monte de Fez es "Asturiano del mes" de diciembre de 2014 de LA NUEVA ESPAÑA. El joven músico, de apenas 29 años, desarrolló el "trozo maldito" como denominaba el propio compositor a ese pasaje, con seguridad, sonoridad y maestría. Realmente está lejos de las coordenadas del scherzo y más en los criterios de la danza con mucho ímpetu y fuerza que Monte de Fez supo imprimir a la perfección. El cuarto movimiento, el adagietto, es solamente para orquesta de cuerda y arpa. El público lo esperaba ansioso. La orquesta lo bordó. Para recordar durante mucho tiempo. Y el rondó final, con sucesivas referencias e hiper dimensionado siempre, completó una gran noche con 96 músicos en el escenario y millar y medio de espectadores.