La cocaína logra cambiar sus propiedades para adentrarse en la barrera de protección contra sustancias tóxicas de nuestro cerebro y por eso es una de las drogas más peligrosas. Una investigación en la que ha participado la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) ha permitido comprobar el "truco" que emplea la cocaína. Este estudio es un paso para diseñar fármacos que permitan tratar de manera eficaz enfermedades cerebrales, así como prevenir los efectos de ciertas sustancias tóxicas que logran sortear la protección cerebral.

El truco consiste en enmascarar sus propiedades químicas: según el entorno se convierte en una molécula hidrofílica (que muestra afinidad con el agua,) pero al mismo tiempo logra adaptarse a ambientes hidrofóbicos, en los que las moléculas de agua son repelidas. Según el contexto, la cocaína adapta su forma.

El estudio se ha publicado en la revista Physical Chemistry Chemical Physics y constata cómo la cocaína recorre el torrente sanguíneo aprovechando sus propiedades hidrofílicas. Para ello, se rodea de moléculas de agua gracias a la formación de puentes de hidrógeno. Con este "envoltorio", consigue circular por la corriente sanguínea alcanzar el cerebro.

Una vez allí, la cocaína ha de vencer la membrana hematoencefálica que protege al cerebro de la entrada de sustancias tóxicas. Una molécula hidrofílica no podría atravesarla, así que la cocaína consigue utilizar sus propiedades hidrofóbicas para "engancharse" a la grasa que forma la membrana del cerebro. Para ello, la molécula de cocaína pliega sus anclajes químicos con el agua, utilizando para ello precisamente una molécula de agua, y logrando de ese modo alterar sus propiedades. Convertida en una molécula hidrofóbica logra la entrada en el cerebro.

Los investigadores Luis Carlos Pardo (de la UPC), Andrew Johnston, Sebastian Busch y Sylvia McLain (los tres de la Universidad de Oxford) han hallado, gracias a la técnica de difracción de neutrones, la estructura de envoltorio de agua de la que se aprovecha la cocaína, desvelando por qué esta peligrosa droga consigue lo que otras sustancias tóxicas no logran: colarse directamente en el cerebro.

Un programa informático ha analizado millones de datos obtenidos mediante de difracción de neutrones para conseguir saber cómo se ordenan las moléculas de cocaína cuando se mezclan con agua.