La Mona Lisa, acaso el cuadro más famoso del mundo, son en realidad dos personas. Y una de ellas fue un joven efebo, discípulo del pintor renacentista italiano. Esa es la última tesis lanzada por un investigador sobre una de las obras de arte más enigmáticas de la historia del Arte.

El genio renacentista Leonardo Da Vinci se inspiró en dos modelos para realizar el célebre retrato de la Gioconda. Una de ellas fue la noble florentina Lisa Gherardini, también conocida como Lisa del Giocondo, Lisa di Antonio María Gherardini, Lisa, y Mona Lisa. Esta sería la noble florentina perteneciente a la familia Gherardini, originaria de la región de Toscana, en Italia, que aparecería en el cuadro. Pero habría además otra fuente de inspiración y ésta sería el rostro de un hombre: el pupilo predilecto de Leonardo, el muchacho Gian Giacomo Caprotti, más conocido como Salai.

Esa la tesis anunciada ayer por el experto Silvano Vinceti, presidente del Comité Nacional para la Valorización de los Bienes Históricos, Culturales y Ambientales, un asociación privada que trata de resolver enigmas ligados a grandes personajes italianos.

El estudioso sostiene que el primer modelo al que recurrió Leonardo fue Lisa Gherardini, tal y como ya se creía. Para avalar esta teoría, casi universalmente aceptada, Vinceti recurrió a los documentos del artista e historiador renacentista Giorgio Vasari. Éste explica en sus estudios que Francesco del Giocondo, el rico comerciante florentino casado con Mona Lisa, contrató a Leonardo para que retratara a su mujer, triste y melancólica, y para hacerla reír recurrió a los servicios de juglares y payasos.

Sus intentos para hacer sonreír a su esposa fueron en vano ya que, según teorizó Leonardo en su "Tratado de Pintura", un pintor "no debe solo reproducir el semblante físico de un modelo sino, lo más difícil, traducir su interioridad en sus gestos". Efectivamente la hizo sonreir en el cuadro, pero de una manera tan tenue, casi imperceptible, que desde entonces millones de personas se han sentido fascinadas por las facciones de la bella representada por Leonardo.

Pero detrás de la mujer hay un hombre. Vinceti percibe la presencia de un segundo modelo utilizado "en el largo periodo de gestación de esta obra maestra pictórica y espiritual".

Se trata de Salai, el alumno aventajado de Leonardo y a quien el genio renacentista retrata también -según el experto- en obras como "Ángel Encarnado", "Santa Ana" y "San Juan Bautista".

Vinceti reconoce que "solo existen documentos históricos indirectos a disposición" para corroborar esta tesis, si bien asegura haber realizado un estudio comparativo entre las mencionadas obras y la Gioconda mediante diversas tecnologías como los rayos infrarrojos o la aplicación del Photoshop avanzado.

"Ha sido detectada una impresionante similitud entre el componente de la nariz y de la frente de la Gioconda y la obra comparada (San Juan Bautista). Una similitud entre la sonrisa de la Gioconda y las presentes en obras para las que usó como modelo a Salai", señala el experto.

"Gracias a estas pruebas técnicas se puede sostener con fuertes bases objetivas que además de Lisa Gherardini, Leonardo recurrió a Salai" para realizar el enigmático retrato, conservado en el parisino Museo del Louvre, concluyó Vinceti.

De este modo, el experto declaró "finalmente resuelto el misterio sobre la identidad de la Gioconda", ya que tradicionalmente se sostenía que se trataba de Gherardini, fallecida el 15 de julio de 1542 a los 63 años y sepultada en algún punto del complejo conventual de Santa Úrsula, en Florencia.

Sea como fuere, muchas y variopintas son las tesis que orbitan entorno a la identidad de la fascinante mujer del cuadro: desde nobles de la época como Pacifica Brandano, Caterina