Enseñar el trabajo paciente en la época de la inmediatez y el "click". Esa es una de las cosas importantes que aporta a los jóvenes cantar en un coro, según David Pérez Fernández, director del joven Coro del Orfeón de Castrillón y del Coro Amitié de Langreo, dos de las ocho formaciones musicales que ayer participaron en el V encuentro de Jóvenes Coros de Asturias, organizado por la Fundación Princesa de Asturias en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. El recital culminó con una actuación conjunta de todos los participantes (más de 200 jóvenes cantantes) con la que emocionaron y divirtieron a los numerosos asistentes. Interpretaron "Dry your tears, Africa", un tema de John Williams para la película "Amistad" de Steven Spielberg, y "Hallo Django" de Uli Führe.

Además de las formaciones dirigidas por David Pérez, participaron el Joven Coro de la Fundación Princesa de Asturias, el Coro Juvenil de Siero Musical, el coro del instituto de enseñanza secundaria "La Quintana" de Ciaño, el Coro Infantil de la Fundación Princesa de Asturias y el Coro Iuvena, del Conservatorio del Occidente de Asturias.

Cantar parece todo lo contrario a guasapear o tuitear y, aunque en los ensayos a veces sea necesario pasar un cesto donde depositar los teléfonos móviles, la afición por la música vocal crece entre los jóvenes asturianos. Esa es la impresión que tiene José Ángel Émbil, director del Joven Coro de la Fundación Princesa de Asturias. En los últimos dos años ha constatado más interés y nuevas incorporaciones. Y ello, pese la atracción que tienen las redes sociales sobre las nuevas generaciones, más proclives a pasar las horas ante una pantalla que entonando.

No obstante, aunque este optimismo suyo no es compartido del todo por otros directores de formaciones infantiles o juveniles, en lo que sí se ponen de acuerdo es en que la actividad coral se está adaptando a los intereses de los más jóvenes, con la incorporación de coreografías o nuevas piezas en el repertorio. Lo que no impide que la sorpresa salte cuando, de repente, los hijos del siglo XXI se emocionan al interpretar una pieza del Renacimiento.

Isabel Baigorri, directora del coro joven del conservatorio Julián Orbón de Avilés, incide en uno de los aspectos que sin duda más cautiva a los chavales a la hora de integrarse en una formación coral: el "movimiento", las posibilidades de relación con otros jóvenes de su edad, los viajes para las actuaciones.

Muchos de los integrantes de estos coros están en la adolescencia, una edad en la que los amigos y el sentimiento grupal se hace especialmente intenso. Sentirse parte de un colectivo les ayuda a vencer la timidez. Lo reconoce, por ejemplo Daniel González, del coro del IES "La Quintana", de 16 años. Le gusta cantar, aunque música le parece un mundo difícil y, desde luego, "salir al escenario yo solo me resultaría imposible".

"Participar en un coro es una forma de ser más sociable. Y, además, te ayuda a perder la vergüenza para cuando tienes que hacer exposiciones en clase", añade Sergio Monferrer, del Joven Coro del Orfeón de Castrillón. Tiene 17, pero comenzó a cantar con 6 años.

La música anidó hace años en las familias de muchos de estos jóvenes cantantes. Sus padres ya cantaban en coros. Este es el caso de Marina Aneiros, de 23 años, del coro del Conservatorio de Avilés, que además cursó estudios de piano y ahora de violín. La música es su vida. Lo mismo le ocurre a Cristian Suárez, que comenzó con siete años en el coro de la Fundación. "Ahora tengo 21 y aquí sigo". Pero su actividad musical va más allá. Forma parte de un grupo de pop rock. En breve graban disco, anuncia.