Billy Paul, voz aterciopelada del sonido Filadelfia, murió el domingo, a los 80 años de edad.

Si algo distinguía al cantante eran su voz suavemente aguda, los trajes excesivamente vistosos de la época, que hacían juego con aquellos escenarios cargados de neón, y, sobre todo, un single, "Me and Mrs. Jones", que ha sido "carne" de pistas de baile de discoteca cuando el disc-jockey de turno lo cubría todo con unas luces moradas.

Esa pieza fue su símbolo y el gran legado de su, por otra parte, potente y extensa discografía, que alcanzó fama en el mercado de Estados Unidos, no tanta en el europeo y escasa en el español.

"Lamentamos tener que anunciar con sumo pesar que Billy ha fallecido en casa después de una grave enfermedad. Extendemos nuestras condolencias a su esposa, Blanche, y al resto de la familia por su pérdida", dice un mensaje publicado en su página web, que recoge la agencia "Efe".

Pero lo dicho, el cantante tuvo mucho chance en Estados Unidos en un momento que predominaban los citados sonidos de Filadelfia, caracterizados sobre todo por la instrumentación de cuerda y una especie de arreglos sinfónicos orquestales para cada canción y cada voz o grupo que estaban en la nómina de la compañía. De hecho, de ahí salieron grandes talentos y fue lo que dio pie al denominado sonido discoteca de los años setenta.

Billy Paul tuvo de soporte en algún momento a los "Blue Notes", el grupo de Harol Melvin. Su carrera discurrió con cuentagotas hasta que en el álbum "360 Degrees of Billy Paul" se incluyó el citado "Me and Mrs. Jones". También tuvo bastante repercusión "Don't Give Up On Us", canción melódica y en una onda similar al éxito de "Me and Mrs. Jones". Y otra de sus obras a tener en cuenta fue, en sus inicios, el disco "Am I".

Ese bagaje dentro, y siempre en la onda del mencionado sonido, le dio para conseguir un premio "Grammy" a principios de los años setenta. Aunque musicalmente también versionó, con cierto éxito, piezas tan celebradas como "Without You", la lírica canción de Harry Nilsson.

El cantante, cuyo nombre real era Paul Williams, nació en un barrio marginal de Filadelfia y empezó de crío a cantar en pequeños círculos. Al margen de la etiqueta citada, Billy Paul siempre cultivó influencias del R&B, el soul y el funk, pero, además, fue un gran seguidor del jazz y de figuras como Miles o Charlie Parker, además de voces femeninas como la de la gran Ella Fitzgerald.